Tarde de frío… mirando tras los cristales como el viento helado recorre las calles casi desiertas que se cubren de las inquietas hojas que, amarillentas y moribundas, les son arrancadas a los árboles…
El tiempo parece detenerse sin avanzar hacia ningún sitio,
y sólo el sonido del reloj indica que sigue su camino ajeno a todo…
Luces de coches que van y vienen, siguen invitándome a hacer un viaje
con destino… ir… volver... comenzar…
sentir... experimentar…
compartir...
Sí… aún estoy vivo…