Al mirar el Cosmos a traves de un radiotelescopio estamos mirando hacia el pasado, y encontramos inicialmente las galaxias como lo fueron hace cinco mil millones de años, tiempo que dura su luz en llegar a nosotros.
Si observamos más hacia el fondo en el espacio cósmico, observamos regiones de materia con densidades cada vez mayores.
Más hacia el centro del cono de luz ya no encontramos galaxias sino el llamado fondo de microondas, que ayudó a comprobar la teoría de la expansión del universo. Y hacia la barriga de dicho cono de luz podemos percibir una densidad de materia tal que hace que la luz se curve hacia adentro formando una comba que llega hasta el cierre irregular del cono, en donde ocurrió la singularidad de la gran explosión.
“Esto significa -dice Hawking- que toda la materia del interior de nuestro cono está atrapada en una región cuya frontera tiende a cero”.
Y que “en el modelo matemático de la relatividad general el tiempo debe haber tenido un comienzo (big bang)”.
Si observamos la expansión del universo desde hoy, desde la punta del cono, llegamos a los orígenes del tiempo, a ese agujero negro en donde se formaron los átomos de que se compone el mundo.
O lo que es igual, que el espacio-tiempo y el universo formando un Todo, tuvo un comienzo y deberá tener igualmente un final, posiblemente en el Big Crunch o fusión de toda la materia del cosmos o con las palabras de Hawking: “cuando todas las galaxias y estrellas colapsen por la acción de su propia gravedad y formen otro gran agujero negro, surgirá un nuevo universo con otro tipo de materia y a lo mejor con nuevas formas de vida”.