lunes, 9 de julio de 2012

eXPeDIenTeS inVAcIÓn.


Comenzamos con una naranja.
 Usando nuestro Rayo, dispersamos sus átomos y la recompusimos
 en el interior del planetoide hueco que habíamos construido para tal fin,
 a cinco mil millones de kilómetros de distancia.
 Nadie se percató de su desaparición. 
Seguimos con una oveja. 
Su pastor la echó en falta al hacer el recuento, pero tres días después 
se convenció de que jamás la encontraría, 
ya que los lobos la habían devorado.
 Éxito total.

Una casa abandonada en pleno campo no fue mayor problema para
 nuestro Rayo.
 Pasaron meses y hubo extrañeza, pero la casa fue olvidada
 y aceptado el misterio. 
La desaparición de un avión de combate no pudo ser ignorada,
 pero ante la evidencia y la falta de pistas para recuperarlo 
se impuso la resignación.

Nos llevará tiempo, pero la Tierra será conquistada. 
La robaremos átomo a átomo.*

... sé que hay otra explicación para la desaparición
esta mañana de las naranjas que quedaban 
y de mi loro Pepe...