viernes, 27 de julio de 2012

sobre La hipótesis de la célula de la abuela

Uno de los primeros experimentos que apuntaba cómo se lleva a cabo el procesamiento en el córtex visual fue el que les valió el Premio Nobel de 1981 a David Hubel y Tornsten Wiesel. 
En sus experimentos fueron capaces de demostrar que ciertas células del córtex visual del gato respondían a líneas en el campo visual que tenían 
un ángulo de inclinación particular.
 Otras células próximas respondían a líneas con diferentes ángulos de inclinación. A menudo no importaba qué era lo que formaba este ángulo. 
Podía ser una línea que señalaba la frontera entre la oscuridad y la luz o, por 
el contrario, entre luz y oscuridad, o simplemente una línea oscura sobre 
un fondo claro. Sólo la característica del “ángulo de inclinación” había sido abstraída por las células concretas que se estaban examinando. 
Pero otras células respondían a colores concretos, o a las diferencias entre
 lo que percibe cada ojo de modo que se pueda obtener la percepción 
de profundidad. A medida que nos alejamos de las regiones de recepción primaria encontramos células que son sensibles a aspectos cada vez más sutiles, de nuestra percepción de lo que vemos. 
Por ejemplo, la imagen de un triángulo blanco completo es percibida cuando miramos el dibujo [la imagen de arriba]; pero las líneas que forman el propio triángulo no están en realidad presentes en la figura sino que son inferidas.
 ¡Se han encontrado, en efecto, células en el córtex visual (en lo que se llama córtex visual secundario) que pueden registrar las posiciones
 de estas líneas inferidas!

Hubo diversas afirmaciones en la literatura, a comienzos de los años setenta, del descubrimiento de una célula en el córtex visual del mono que respondía sólo cuando se registraba en la retina la imagen de un rostro. 
Basada en esta información se formuló la “hipótesis de la célula de la abuela”, según la cual habría ciertas células en el cerebro que responderían ¡sólo cuando la abuela del sujeto entraba en la habitación! 
De hecho, hay descubrimientos recientes que indican que ciertas células responden solamente a palabras concretas. 
¿Quizá esto vaya en camino de la verificación de la hipótesis
de la célula de la abuela?

Roger Penrose en La nueva mente del Emperador