lunes, 30 de julio de 2012

los Chen Yen

Foto: Cuenta el famoso Peter Krassa, en la enseñanza Taoista a los chen yen  hombres perfectos  les era posible atravesar el aire en alas del viento. "Volaban a través de las nubes y eran capaces de visitar muchos mundos y vivían en medio de las estrellas".
Pero llegó un tiempo en que el hombre de la Tierra se hizo malo y poco obediente a las directrices celestes, de ahí que se rompieran los lazos entre los mal llamados "Dioses" y los terrestres.
De cualquier manera siempre se dieron avistamientos. Hay un rarísimo relato que trata de "los diez soles" que habrían aparecido en el cielo durante el reinado del emperador Chin en el año, 1613. a.d.C., su enorme calor calcinó el suelo, destruyó las cosechas y desencadenó grandes inundaciones en las que muchos hombres perecieron. Desesperado, el emperador Chin pidió consejo a sus sacerdotes y sabios, pero fue en vano, ninguno de ellos pudo ayudarle. Entonces el soberano recurrió a un hombre llamado Chih Chiang que estaba precedido de una gran fama. Decíase de él que poseía la facultad de volar y que se alimentaba exclusivamente de flores. Estaba armado con un arco mágico y montaba en un "pájaro del cielo", volando con él al centro del infinito horizonte.

Cuenta el famoso Peter Krassa, en la enseñanza Taoista a los chen yen hombres perfectos les era posible atravesar el aire en alas del viento.
 "Volaban a través de las nubes y eran capaces de visitar muchos mundos
 y vivían en medio de las estrellas".
Pero llegó un tiempo en que el hombre de la Tierra se hizo malo y poco obediente a las directrices celestes, de ahí que se rompieran los lazos entre
los mal llamados "Dioses" y los terrestres.
De cualquier manera siempre se dieron avistamientos. Hay un rarísimo relato que trata de "los diez soles" que habrían aparecido en el cielo durante
el reinado del emperador Chin en el año, 1613. a.d.C., su enorme calor calcinó el suelo, destruyó las cosechas y desencadenó grandes inundaciones en las que muchos hombres perecieron. Desesperado, el emperador Chin pidió consejo a sus sacerdotes y sabios, pero fue en vano, ninguno de ellos pudo ayudarle. Entonces el soberano recurrió a un hombre llamado Chih Chiang que estaba precedido de una gran fama.
 Decíase de él que poseía la facultad de volar y que se alimentaba exclusivamente de flores. 
Estaba armado con un arco mágico y montaba
 en un "pájaro del cielo", volando con él al centro del infinito horizonte.