Editorial.
Por Clark Kent.
Cada día, al anochecer, apuramos las horas, hasta ver la edición impresa
de nuestro diario. A partir de ese momento, impacientes esperamos
la culminación de un trabajo de equipo, que en unos instantes dejará
de pertenecernos.
Estamos acostumbrados a desprendernos cada día de nuestra investigación, documentación y redacción, para ponernos de inmediato a buscar
y elaborar un futuro que sólo es acontecimiento de 24 horas.
Cada día nos enfrentamos al desafío de sorprender, de no desgastarnos
en propuestas que cada vez y con más rapidez se convierten en rutina.
Manejamos el factor sorpresa, en positivo.
Un desafío frente al aburrimiento de lo repetido, que con gesto cansado nos mira desde el fondo de la rotativa y nos pregunta:
"...y esto es todo?"
Un poco y un poco, como en todo.
Una de cal y otra de arena. Un poco de locura sin que llegue a tragedia,
no están mal, nada mal.
Sin embargo, el fantasma de LA SORPRESA, revolotea por nuestras cabezas. Yo la se...
Ella, ni se la imagina.
¿Hasta cuándo podré ocultarle mi verdadera identidad? o tal vez,
ya sospeche algo.
Demasiadas coincidencias, ausencias compartidas y unos ojos que aunque escondidos detrás de unos inocentes lentes, no pueden engañar a la percepción de una mujer inteligente que ha hecho de la investigación
y documentación su trabajo.
¿Esperaban que les sorprendiera con algo?
Es que, la única sorpresa que podría darles, va contra el libreto,
así que mi verdadera identidad, quedará para capítulos venideros.
Y si Uds... ¿me sorprenden con algún comentario?
Relato.
Por Lois Lane.
- Hola...
- Hola.
- Qué contas?
- Lo de siempre. Y vos?
- Lo mismo de ayer. Nada nuevo en el trabajo, hice las compras y luego, volví a casa a preparar la cena.
- Ah... Voy a mirar las noticias. Qué dan en Cine de Noche?
- Creo que una del Hombre Araña.
- Cenamos frente a la tele?
- Claro...
A Silvia ni se le ocurre, quedarse a solas en la cocina con Carlos.
Él, prefiere noticias, futbol o póker, con tal de no tener
que conversar de nada.
A Carlos ni se le pasa por la cabeza, ensayar un diálogo con Silvia que vaya más allá del estado de cuentas que acaban de darse el uno al otro.
Están desactivados.
El aburrimiento los acuna, hasta quedarse dormidos frente al televisor, dormitando en el sofá, pegados los cuerpos, separadas las almas.
No hay novedad que rompa la dura coraza de la rutina.
Cada uno entre sueños, ensaya una nueva sonrisa para mañana...
El nuevo compañero de Silvia es muy simpático, Peter Parker, es su nombre. Le suena conocido... le parece atractivo y misterioso.
Algo le hace pensar que puede ser divertido pasar un rato con él,
debe tener muchas cosas que puedan sorprenderla.
Carlos quedó boquiabierto con la vecina del piso de arriba, cuando se la cruzó en el ascensor. ¡Qué caderas! Los ojos y la boca le recordaron a la mujer maravilla... No tiene nada que envidiarle a Linda Cárter.
El último pensamiento de ambos antes de ir a la cama en ruleros, pantuflas y calzoncillo largo, ha sido:
"Cuánta gente divertida por ahí afuera...
En casa, ¡ya no hay nada que nos sorprenda,
mientras la calle está llena de superheroes!"
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