lunes, 20 de agosto de 2012

sobre: Percepción humana: lo maravilloso de lo desconocido.

El ser vivo es, posiblemente, la definición más clara y completa de la complejidad a la que pueden llegar los sistemas autorganizados, y estando fijado todo ello en muestra física, pero con repercusiones psíquicas, es decir: la cúspide de la problemática del concepto cerebro-mente. 
Esta idea tiene paso obligado por una de las funciones más apasionantes de los cerebros, en si, bien sean biológicos o artificiales: la percepción. Por ello este concepto será el que nos induce, en definitiva, escribir este texto, o, en si mismo, adjudicar un nombre a algo que se me ocurre: "grandioso", esto sería el resultado de la percepción. 
Así pues lo definiremos como el resultado de la actuación de múltiples agentes interconectados, y sin conocimiento de que es lo que realmente está pasando. 
Desde mi perspectiva más bien artificial de todo este entramado, podría adherirme a la teoría de Minsky: un gran ser inteligente (con percepción) formado por muchos seres no inteligentes (sin percepción como tal), sería también un ejemplo análogo a lo que ocurre en el cerebro, siendo, como no, las neuronas los agentes expuestos.
 El sistema nervioso, hace el papel de unificador de todos los sentires de los órganos constituyentes del organismo biológico, coordina cualquier tipo de actuación, eso si, a nivel netamente involuntario o inconsciente. Pues solo una ínfima parte de la actividad humana llega a alcanzar la conciencia. Y por ello la percepción de lo que nos rodea, o nos compone es, en comparación con el todo global... insignificante. 
Pero a su vez, el grado de percepción del medio o composición interna es, en sí, la forma de definir nuestra dimensión, nuestro campo de visión, y, en definitiva, lo que nos define como personas.
 Siendo el género humano, por ello, el punto intermedio en el que se percibe una cierta cantidad de estímulos, ni muchos más, ni muchos menos.
Pero nadie podrá negarme que es muy curioso que dentro de las sensaciones y estímulos que pueda manipular el cuerpo humano (como ente biológico), las que verdaderamente percibimos, es decir, las sensaciones e ideas que llegan a nuestro conocimiento por medio de la percepción, y que se hacen conscientes, son, no sólo pocas, sino en absoluto importantes para el desarrollo de la vida, siendo todo lo que se realiza en nuestro interior tarea de un nivel infraconsciente. 
Tal vez lo que nos diferencia de los animales, sea como resultado, un alto grado de interacción con los conceptos abstractos, siendo la definición de estos: ideas asociadas más bien al plano netamente psicológico y social, creado a su vez, íntegramente por la historia y creatividad sociológica humana, y no, en ningún caso, por la naturaleza, aunque parezca, eso sí, a simple vista, inherente a ella. 
Es decir, los procesos mentales que entran dentro del nivel consciente de la percepción, o sea, la percepción como tal, están sujetos a un fuerte desarrollo interno psicológico de parte de la memoria y la imaginación, en su grado más conductista, asociada a esta.
 Creando un micro mundo de conceptos abstractos en el que por medio de la sinapsis auto-organizativa del mágico cerebro, cree, una nueva realidad, no solo real, siendo perceptible esta por los sentidos y paralela a todo lo demás, dado que ha mutado, indefectiblemente, a razón de la mezcla de las funciones psicológicas básicas, sea cual sea la escuela psicológica que elijamos para su estudio y análisis.
A nivel neurofisiológico la percepción no tiene localización cerebral específica, dado que como tal no existe materialmente.
 Primeramente expongamos, que la percepción no tiene lugar, de ninguna de las maneras, en áreas sensoriales primarias, siendo su razón que una misma neurona no puede recibir el impulso nervioso, por ejemplo, visual, y al mismo tiempo "ver", es decir, llegar al punto de conciencia en el que algo se le presenta, y llegando a una reflexión asociada, proceso el cual, claro está, no es material. 
Porque en definitiva, las neuronas reciben uno o múltiples impulsos que se potencian o inhiben entre sí, y la resultante es que la neurona permanece en reposo o se descarga, y su descarga, en cuanto que solo tiene una puerta de salida que es el axón, siempre produce los mismos efectos. Por ello la percepción como tal no se puede dar a pequeña escala en nuestro cerebro dado que transciende de una potencia superior, siendo esta, posiblemente, el conjunto global de una máquina en pleno funcionamiento.
Los datos, componentes de la información de la realidad, entran por los sentidos, y esta (la información), suponiendo que se trate de la facultad visual en particular, es integrada por una serie de centros nerviosos: retina, cuerpo geniculado lateral, corteza visual, etc. 
Así cada uno realiza su función en esta cadena, manejando la información y pasándola al siguiente eslabón. 
Pero, y esta es una interesante cuestión, ¿está, en este caso, siendo un mecanismo inteligente, y por lo tanto perceptivo, participe de esa decodificación-codificación de la información real-abstracta, cuando nos referimos por ejemplo a la corteza visual? 
mi respuesta es rotundamente negativa. 

Existiría una pregunta análoga a esta, de muy distinta índole científica, pero si con un razonamiento muy similar: ¿es inteligente una máquina fotográfica, por el mero hecho de hacer fotografías?. La máquina fotográfica, la retina, o el mismísimo ordenador encargado coordinar la posición de satélites de telecomunicaciones, son simplemente agentes no inteligentes, mecánicos, y sin conocimiento de que existen las fotografías, la visión exterior, y los satélites como tales. 
Por lo tanto sería descabellado pensar en este mismo hecho de forma general. Sí, ya sabemos todos que una máquina fotográfica no sabe que es lo que está haciendo, pero, sea como sea, cumple su función. 
En efecto, este es un hecho interesante, pero en este caso ha sido el producto de la inteligencia humana, la cual ha creado ese artilugio para que realice una operación determinada, es decir, el hombre ha mezclado el plástico, el metal o la madera, para lograr que mediante su propio contacto se logre un resultado sólo esperado y percibido por el hombre, dado que este es el único ser capaz de esperar para percibir, y a su vez, también el resultado solo tendrá significado para el. 
En el caso de la retina, o la corteza visual, el ejemplo se hace algo más complicado de explicar, pero en esencia es lo mismo: la naturaleza creó estos centros nerviosos, y estos a su vez funcionan como una cámara fotográfica (siendo en este caso, para no llevar a malentendidos, su significado como objeto, y no como máquina capaz de retratar la realidad), transformando la realidad o impulsos percibibles desde el exterior, en información decodificada procesada y codificada para ser leída y entendida, en su signado más mecánico, por el siguiente eslabón de la cadena, pudiendo ser este el conjunto del ser, y llegando a la percepción, pero habiendo pasado anteriormente desde la subconciencia a la conciencia.

En la percepción no solo captamos las ideas sensibles, sino también el espíritu de las cosas, llevándolas a un nivel de abstracción meramente humano y por ello rebasando el ámbito sensorial. 
Pongamos por caso que nuestra capacidad sensorial nos muestra algo fino, rectangular, blanco, suave y de unas dimensiones de unos 15x30, es decir un folio. Estos datos son sensibles, pero por si mismos no me permiten llegar a la conclusión que me permita identifícalo. 
Cuando yo, como ser inteligente y consciente, puedo afirmar que es un folio, yendo, claro está, más allá de lo puramente sensorial. 
En ello diríamos que intervienen otro tipo de sentidos, los cuales no disponen de localización cerebral, siendo su estado hasta la fecha totalmente inmaterial, tanto o más que su función. 
No es la idea de que exista un pequeño personaje dentro de mi que mire un monitor de televisión conectado a mis ojos, y dictamine lo que deba entrar en mi conciencia, pero, en efecto, la percepción no puede estar solo recogida por los sentidos como tales, sino que el concederle una cualidad unitaria a "eso" hace que se arroje cierta luz a que existo y pienso, dado que recononozco mi entorno, lo percibo, y a mi nivel de ser humano lo entiendo, eso sí, diferenciándome de los demás animales, porque juego con esa idea unitaria de objetos, y soy capaz de pensar, razonar y llegar a conclusiones acerca de ellos.
El problema de la percepción de los tamaños es uno de los más curiosos en visión artificial, dado que entraña una notabilísima dificultad de diferenciado y comparación. Pero fijémonos en la mente humana. Cuando un objeto, animal o persona se acerca o aleja, realmente nuestros ojos están registrando un cambio de su tamaño, pero nuestro cerebro no lo interpreta así, y por ello a nadie se le ocurre decir que: "¡¡Juan ha empequeñecido por irse hacia el Sur!!".
 Claro, que en sí, no podremos saber nunca si Juan a empequeñecido realmente, porque nunca seremos Juan.
 De todos modos las proporciones siempre nos están mintiendo, frente a cualquier ejemplo que yo pueda dar, pero nosotros siempre sabemos la verdad, siempre tenemos constancia de los tamaños reales ¿no es sorprendente?.
 En 1709, Berkeley escribió qué "la estimación que hacemos de la distancia a la cual se encuentran los objetos muy alejados es un acto de razonamiento, fundado más en la experiencia que en nuestros sentidos". Es decir, cree que el aprendizaje es el responsable de que desde niños comprendamos que las apariencias visuales son engañosas.
 Piaget también tiene su teoría acerca de la percepción de los tamaños, y esta dice que el niño interioriza regularidades sensorio-motrices, que le permiten organizar su entorno y construir representaciones de los objetos, de forma que la construcción del objeto y del espacio irían unidos.
"El acto sensible, y el del sentido son un mismo y único acto, pero su ser natural no es el mismo, lo uno es la visión y lo otro lo visivo." Aristóteles
En efecto, una apreciación tan aceptada por todos nosotros, tiene una fuerte y difícil introducción en el funcionamiento de nuestro cerebro. Porque cuando percibimos cualquier cosa, sabemos que esta no nos pertenece, es decir, sabemos que forma parte de un mundo exterior, y que este no está, por lo tanto, supeditado a nuestro organismo. Sabemos, o debemos intuir en un principio, que si cerramos los ojos, o dejamos de mirarlo, ese objeto permanecerá allí, a menos que alguien, otra persona que también puede percibirlo... lo retire de su lugar. Sabemos que cosas nos pertenecen, por ser sus dueños, y que cosas no. Todo esto está dado en nivel general por la educación que nos imparte la sociedad y la naturaleza, pero ¿qué dispositivos u organismos internos son los encargados de esta función?. 
Posiblemente este concepto escape algo de la neurología, tal vez, pero es muy interesante, que nosotros además de percibir, sepamos que lo que percibimos en verdad, siendo universal... a lo que me quedaría argumentar: tal vez no es tan verdadero que lo que vivimos sea netamente exterior, pues a lo mejor, su significado como tal, solo puede ser interior y por lo tanto no existir materialmente. 
O existir sólo para la sociedad humana. 
Siendo este tema, más filosófico que neurológico, sí señor.