Wody Allen es uno de esos cineastas que consigue expresar de una forma lúcida y trasparente una concepción del hombre y del mundo, puede decirse, a la altura de nuestro tiempo.
Un ejemplo de ello es su película Match point (2005), que no sólo está construida de una forma magistral sino que constituye otro ejemplo más de la cosmovisión del director. Su tesis manifiesta también en otras de sus más célebres pelíclas como Delitos y faltas (1989) es que, a diferencia de como pensaba Platón, no siempre es preferible padecer una injusticia a cometerla. Un alma corrompida no lo es para siempre, uno puede purificar su alma en vida a pesar de haber cometido un delito imperdonable.
Es lo que acontece en el interior de los personajes de estas y otras películas, que tras haber cometido un crimen para salvar aquello que querían (la establidad de su matrimonio, su trabajo, posición y reconocimiento sociales, lo cual da una idea de la moral burguesa...), se dan cuenta de que sus actos no pueden ser ya castigados ni por el Estado ni por un Dios justiciero.
Entonces entienden que la vida no se rige por una estructura moral y consecuentemente desaparecen los sentimientos de la culpa, el remodimiento y el temor a ser castigados, que amenazaban con volver insoportable el resto de su existencia. Se han liberado de aquellos sentimientos que para Platón constituían el motivo fundamental por el que es preferible padecer una injusticia a cometerla.
Woody Allen, uno de los más grandes de nuestro tiempo, un cineasta que consigue dejar una huella en cada uno de nosotros, que nos descubre nuestra naturaleza en cada una de sus sus películas.
Woody Allen & Platón.