miércoles, 20 de febrero de 2013

El número de Avogadro, ¿es un mito?

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Los seguidores de la homeopatía afirman que los preparados homeopáticos poseen propiedades curativas, incluso cuando se han llevado a cabo ultra-diluciones, como por ejemplo 30C (lo que significa diluir 1060) o incluso 200C (lo que equivale a 10400). 
Eso produce una paradoja, ya que según las leyes de la química no debería haber ninguna molécula activa en tales preparados. 
Sin embargo, hay algunas publicaciones que tratan de explicar qué puede estar pasando en estos casos. 
En este artículo intentaré explicar brevemente en qué paradoja se incurre, y que argumentan los homeópatas para afirman que tal paradoja no existe.

La paradoja tiene que ver con el número de Avogadro, por tanto repasemos lo que es:
¿Qué el número de Avogadro (NdA)?
Avogadro fue un físico italiano (1776-1856) que formuló la llamada ley 
que hoy lleva su nombre, que dice que
volúmenes iguales de gases distintos bajo las mismas condiciones de presión y temperatura, contienen el mismo número de partículas

Posteriormente se comprobó que efectivamente, en 1 mol de una sustancia dada hay exactamente el mismo número de partículas (átomos o moléculas). En 1 mol de carbono-12 (que pesa 12 gramos) hay aproximadamente 6.023 x 1023 átomos de carbono. Y en 1 mol de ácido acetilsalicílico (que pesa unos 
180 gramos) hay 6.023 x 1023 moléculas del compuesto que forma parte de las aspirinas.
 Es una cantidad considerable de partículas, ¿pero qué ocurre cuándo diluimos?


La homeopatía basa una de sus estrategias en la dilución y en la ultra-dilución.
 Como es fácil imaginar al diluir cualquier sustancia, perdemos una parte de ella. Si partimos de 
1.000 átomos (103) y realizamos una dilución 1:10 (1 parte de sustancia en 9 de disolvente), quedarán sólo 100 átomos (102) de sustancia. Es fácil observar que al hacer una dilución 1:1000 (1 parte de sustancia en 999 de disolvente), nos va a quedar sólo 1 átomo en la solución final, y si siguiéramos diluyeron, las soluciones resultantes no tendrían ningún átomo.
Evidentemente, se parten siempre de más de 1.000 átomos, pero recuerdo que la homeopatía llega a diluciones tan amplias como 1060 (30C) o incluso a 10400 (200C). 
Es difícil imaginar que quede algo de principio activo tras una dilución de 10400, ya que se estima que todo el universo contiene del orden de 1080 átomos. Si tuviésemos disolvente suficiente podríamos disolver todos los átomos del universo varias veces.

¿Y qué tiene que ver el NdA con esto? Ese número nos dice de cuántas moléculas de principio activo partimos y cuántas se esperan tener tras realizar las disoluciones. 
Es fácil así observar que si partimos de 194 gramos de cafeína tendremos 6.23 x 1023 moléculas de cafeína. Una dilución de 1024 elimina cualquier traza de cafeína en la solución final, ya no digamos un preparado tan frecuente en homeopatía como el 30C, o los que llegan a 200C. 
Siguiendo la misma argumentación el número de moléculas de principio activo es igual a cero. 
Esta figura lo resume bien:

Esquema que muestra lo que ocurre al diluir una sustancia

Esquema que muestra lo que ocurre al diluir una sustancia

¿Entonces, cómo explican que la homeopatía funciona?
El enunciado de la pregunta está resumido. En realidad debería decir que, dado que en las ultra-diluciones no hay moléculas de principio activo y que, dado que los defensores de la homeopatía afirman que incluso esas diluciones tienen validez terapéutica, cabe preguntarse, ¿de dónde sale ese pretendido efecto?
Aquí, de nuevo, hay dos temas. El primero es la eficiencia de las soluciones ultra-diluidas
 El segundo tema debería explicar cómo algo que no tiene principio activo puede funcionar (suponiendo que funcione). Para ello he encontrado varias explicaciones en la bibliografía homeopática: las que se emplean con más frecuencia son la pretendida memoria del agua, u otra que niega que las ultra-diluciones hagan desaparecer el principio activo. Vamos por esta segunda explicación.

¿Queda algo tras ultra-diluir una muestra?
Para una serie de científicos, el hecho de realizar fuertes diluciones no implica necesariamente que no queden moléculas de principio activo. Para testar esa hipótesis el grupo de Chikramane y colaboradores (1) realizan ultra-diluciones de compuestos empleados en terapia homeopática y que pueden ser detectados por métodos ultrasensibles. Eligen preparados homeopáticos ultra-diluidos (30C y 200C) que contienen metales pesados como el oro, estaño, plata, cobre, zinc o platino y buscaron trazas de metal por microscopia electrónica e ICP-AES, metodologías adecuadas para elementos con las características de los metales pesados (que son altamente electrodensos). Los preparados ultra-diluidos procedieron de una empresa que fabrica homeopatía. Como control negativo emplearon etanol de calidad HPLC y agua calidad Milli-Q. 
El razonamiento del objetivo es simple: si se queda algo de metal tras ultra-diluir será detectado por alguna de las técnicas.
Como me muestra en la imagen de microscopia electrónica (una de las muchas que hay), sí parece quedar algo, de hecho se observa mucho más de lo que se podía esperar:

Imágenes al microscopio electrónico del residuo presente en diluciones 30C (K) y 200C (l) de un preparado que contiene estaño.
Imágenes al microscopio electrónico del residuo presente en diluciones 30C (K) y 200C (l) 
de un preparado que contiene estaño.

Los análisis químicos, empleando las otras técnicas descritas, muestran que hay presencia de los metales pesados predichos. Las conclusiones a las que llegan los autores de este trabajo son varias. 
En primer lugar afirman que al encontrarse unidades físicas en las ultra-diluciones, éstas podrían ser nanopartículas o agregados que por algún motivo no se diluyen. Otra conclusión a la que llegan es que, según ellos, las diluciones llegan a un máximo a la potencia 6C, y de ahí no se pasa, mostrando sus experimentos que no encuentran grandes diferencias en la cantidad de material que encuentran entre las diluciones 6C y 200C. Esta última conclusión es cuanto menos curiosa, ya que elimina de una “tacada” el concepto de dilución, e invalida cualquier justificación que la homeopatía emplea para diferenciar la “potencia” de sus preparados.

Entonces, ¿la dilución es un mito?
Creo que fue Carl Sagan el que dijo con mucho acierto que “afirmaciones extraordinarias requieren siempre evidencias extraordinarias”. El concepto de dilución y el valor del NdA están bien establecidos desde hace muchos años, pero en ciencia no existen los dogmas, la ciencia avanza en función de las evidencias experimentales que se obtienen. Cuando uno se topa con resultados que contradicen una teoría bien establecida, esperaría que éstos estuviesen publicados en alguna de revistas científicas más influyentes y leídas. Si eso no ocurre siempre saltan las dudas, ¿será porque hay algo sospechoso que no ha pasado el filtro de esas revistas?, ¿será que ha sido boicoteada por algún grupo de presión? 
Esto último se me antoja harto difícil, no creo que exista un lobby que defienda a muerte conceptos de química básica.
Además, no se trata de que haya algo sospechoso, sino que existan motivos para dudar de los resultados, ya sea metodológico, de interpretación de resultados o de extracción de conclusiones.
 Eso es algo que Nand y colaboradores ya indicaron en la propia revista Homeopathy (2), encontrando problemas con las conclusiones de esta publicación. 

1. Los autores realizan las diluciones con etanol de calidad HPLC y con agua de calidad Milli-Q. Resulta llamativo que no emplearan los mismos disolventes que la empresa que les suministró el preparado homeopático. Es dudoso que dicha empresa use unos disolventes de precio tremendamente elevado y que se suelen emplear sólo en experimentos muy finos de biología molecular (cuando se sospecha que algún metal puede interferir una reacción). Los propios autores indican que hay discrepancia en los resultados cuando se comparan preparaciones realizadas en el laboratorio con reactivos ultra-puros, o cuando se realizan con preparados procedentes de la empresa homeopática.
2. Se emplea ácido nítrico para que los metales estén en forma soluble. Es conocido en cualquier laboratorio de química que los ácidos (por muy puros que se compren) contienen alguna parte por millón de metales pesados. Este reactivo podría introducir contaminación en los ensayos.
3. En las preparaciones microscópicas no se observa ninguna dilución, hay imágenes en 200C que contienen más partículas y más numerosas que la 30C, y viceversa. Da la impresión de que la dilución no juegue ningún papel. De hecho Nandy en su publicación también se hace la misma pregunta: si observamos lo mismo en 30C que en 200C, ¿cuál es el papel de la dilución?
4. Normalmente, si al realizar diluciones se observa que algo queda constante, no se diluye, se sospecha de alguno de los disolvente. En ese sentido, se hubiese agradecido un mayor número de controles y análisis sobre los disolvente empleados.
5. Se analizan metales pesados, los cuales son muy resistentes desde el punto de vista físico-químico. 
¿Qué pasa con los compuestos orgánicos, tan abundantes en nuestra farmacopea?, ¿qué significa el término “nanopartícula” con estos compuestos?, ¿mantienen su integridad molecular?
En resumen, no creo que Avogadro se preocupara mucho por este trabajo.
 Intenta contestar una pregunta, pero en realidad sólo plantea un montón de dudas. Y una muy importante con respecto a la homeopatía: si estos autores afirman que más allá de 6C no parece haber un efecto de dilución, ¿por qué se fabrican hasta 200C?, ¿por qué aseguran que sí hay diferente efecto sobre la salud de estos preparados, si no parece haber grandes cambios? Pero todo eso lo dejo para otro artículo.

Referencias:
(1) Chikramane y col. (2010) Extreme homeopathic dilutions retain starting materials: A nanoparticles perspectiva. Homeopathy 99:2331-242.

(2) Nandy y col. (2011) Nanoparticles and membrana anisotropy

vía: La ciencias y sus demonios