Para las gigantes estelares la vida en pareja puede ser extremadamente
activa y rejuvenecedora.
Las clases de estrellas. Sus masas, radio y luminosidad se expresan en unidades solares.
Las estrellas se clasifican según su clase espectral, o color, que a su vez está relacionado con su masa y su temperatura superficial . Desde las más azules (y por lo tanto las más calientes y masivas) hasta las más rojas (las más frías y con menos masa), siguen la secuencia de clasificación más común: O, A, B, F, G, K y M. Nuestro Sol, por ejemplo, pertenece a la clase G.
Hay un grupo, las de tipo O, que se encuentran entre las más calientes, masivas y luminosas y cuyas vidas cortas y violentas juegan un papel clave en la evolución de las galaxias. Sus superficies alcanzan temperaturas de 30 000ºC o más, lucen un color azulado y tienen masas de hasta 15 masas solares o más; por eso reciben el nombre de gigantes azules.
Una “estrella vampiro” succionando materia de su compañera gigante.
Ahora, un nuevo estudio realizado principalmente con el Telescopio Muy Grande (VTL) de ESO (Observatorio Austral Europeo) en Paranal, Chile, ha demostrado que la mayoría de esas estrellas no viven solas, sino que hasta un 75% de ellas conviven con otra cercana estrella compañera.
También se ha observado que la mayoría de estas parejas experimentan interacciones distorsionantes, tales como transferencia de masa de una a la otra, y que hasta un tercio de ellas podrían finalmente fusionarse para formar una única nueva estrella.
El diagrama Hertzsprung-Russell ordena las estrellas según su luminosidad y su temperatura superficial. Las gigantes azules se ubican en la región superior izquierda del diagrama.
El proceso de transferencia de masa, en el que la más pequeña de las estrellas compañeras absorbe la masa de la más grande, es conocido como el fenómeno de las “estrellas vampiro”. Estas parejas estelares también se encuentran asociadas con otro extraño fenómeno cósmico, el de los estallidos de rayos gamma.
Si bien las estrellas tipo O son apenas una pequeña fracción del 1% de todas las estrellas del universo, los violentos fenómenos asociados a estos astros producen un efecto desproporcionando sobre sus alrededores.
Los vientos estelares que provienen de ellos pueden disparar o frenar la formación estelar, y las explosiones supernova que marcan el fin de sus vidas enriquecen al universo con elementos básicos para la vida.
Y por si fuera poco, los estallidos de rayos gamma relacionados con estos objetos y que se cuentan entre los fenómenos más energéticos del universo, pueden esterilizar galaxias enteras y acabar con la vida que allí podría haberse creado.
Clases estelares y tamaños comparativos
Ahora bien, la vida de una estrella se ve profundamente afectada si vive junto a otra.
Si ambas orbitan muy cercanamente, puede ser que al final se fusionen entre sí.
Pero aún si no lo hacen, a menudo una de las estrellas atraerá materia de la superficie de su compañera, en ese efecto que llamamos de “vampiro”.
Las fusiones son acontecimientos muy violentos, y los investigadores estiman que será el destino final de entre un 20% y un 30% de las estrellas tipo O.
Pero incluso el fenómeno algo menos violento de las estrellas vampiro, que comprende a otro 40% o 50% de los casos, puede tener un efecto muy importante en la evolución de esos astros.
Hasta ahora los astrónomos consideraban que las estrellas masivas binarias de órbita cercana eran la excepción que ayudaba a explicar algunos fenómenos más exóticos como las binarias de rayos-X, los púlsares dobles y los agujeros negros binarios.
Pero este nuevo estudio demuestra que las cosas no son tan simples y que estas estrellas binarias gigantescas no son simplemente algo común, sino que sus vidas difieren fundamentalmente de las de las estrellas solitarias.
Por ejemplo, en el caso de las estrellas vampiro la compañera más pequeña rejuvenece al capturar hidrógeno de la más grande.
De esa forma, su masa crecerá mucho y vivirá más que su compañera, incluso más de lo que viviría una estrella solitaria con su misma masa.
Mientras tanto, la otra compañera perderá sus capas más exteriores antes de que pueda llegar a la fase de súper gigante roja por lo que su núcleo caliente y azul quedará expuesto. Así, la población estelar de una galaxia distante parecerá ser mucho más joven de lo que es realmente, ya que tanto las estrellas vampiro rejuvenecidas como los núcleos de sus “víctimas”, más calientes y más azules, tendrán un aspecto más juvenil.
Como la única información que tenemos de las galaxias distantes proviene de la luz que llega a nuestros telescopios, la presunción de que la mayor parte de las estrellas son solitarias puede inducir a conclusiones erróneas, por lo que el conocimiento de la verdadera proporción de binarias gigantes resulta crucial para caracterizar correctamente esas lejanas galaxias.
Por otro lado, la existencia de las estrellas vampiro puede explicar otro fenómeno astronómico. Se ha observado que aproximadamente un tercio de las supernovas contenían muy poco hidrógeno, y la proporción de estas coincide con la proporción de estrellas vampiros descubierta en este estudio. Se piensa que las estrellas vampiro produzca supernovas pobres en hidrógeno ya que las capas exteriores ricas en ese elemento son arrancadas de sus compañeras antes de que estas lleguen a su fin en una explosión supernova.
VLT (Very Large Telescope) de ESO en Paranal, Chile.