En la última película de Batman, El caballero oscuro: La leyenda renace (”The Dark Knight Rises”), vemos cómo un arma atómica es trasladada oculta en un camión por la ciudad.
Cuando es encontrada por los héroes, en plena persecución es golpeada repetidas veces y hasta arrastrada por el piso, sin que a nadie parezca preocuparle que pueda explotar
a causa de tanto maltrato.
De los diversos tipos de armas existentes, ninguno es más destructivo que las bombas nucleares.
La cantidad de energía liberada por las reacciones que pueden producirse a partir del núcleo de un átomo (de allí el nombre) es asombrosa, por ello es la pesadilla de cualquier gobierno el que estas puedan caer en manos equivocadas, como las de un grupo de terroristas que busque arrasar una ciudad por medio del temido hongo nuclear que crean.
Pues esto es justamente lo que logran los enemigos de Batman, convierten el núcleo de un reactor de fusión para convertirlo en un arma de destrucción masiva.
Antes que nada, hay que admirar lo efectivas que deben ser las empresas de Bruce Wayne para lograr construir una fuente de energía de esta clase (1).
En segundo lugar hay que reconocer la buena suerte con que cuentan los ciudadanos de Gótica (Gotham City) para que una bomba tan golpeada no haya producido algún accidente.
Veamos el porqué.
Las primeras bombas en transportarse fueron las lanzadas sobre Japón al final de la Segunda Guerra Mundial, sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, con tan solo cinco días de diferencia; eran del tipo de fisión nuclear, lo cual significa que la energía se genera con el sucesivo rompimiento de núcleos atómicos. Fueron cargadas en bombarderos B-29, los más avanzados de la época y, como en toda misión, los planificadores debieron tomar en cuenta un sinnúmero de factores que iban desde a dónde dirigirse si los objetivos primarios estuviesen cubiertos de nubes o qué hacer si los aviones debiesen realizar algún aterrizaje forzoso.
Para disminuir riesgos optaron por que las pesadas bombas, de más de 4 toneladas cada una, fueran armadas en pleno vuelo, para lo que se les colocaban unos fusibles sin los cuales se evitaba el encendido accidental de las mismas. Aún así, dado que ambas requieren de una explosión “convencional” para activar la explosión nuclear, es decir llevan explosivos en su interior, un fuerte impacto podría encenderlas, por lo que se llegó a la conclusión de que en caso de que un B-29 deba retornar a la base con ella “debería hacer un aterrizaje normal con el mayor cuidado posible”.
Siete años luego de Hiroshima y Nagasaki, se prueba la primera bomba de fusión nuclear de la historia, mucho más poderosa que las de fisión (con lo cual, uno se pregunta si no era ya suficiente contar con el poder de arrasar una ciudad entera). Esta genera su energía al momento en que los núcleos atómicos se unen en núcleos más pesados, tal como el Sol obtiene su energía; para encenderla, así como una bomba de fusión requiere una explosión convencional, aquí lo que se emplea en su interior es una bomba de fisión que debe funcionar antes.
Desde entonces, los arsenales se han llenado de miles de estos artefactos que deben ser transportados en aviones o submarinos (de acuerdo, hay otros tantos montados sobre misiles en silos ocultos), por lo que se han creado mecanismos de seguridad que en algunos casos accidentes han dado sorprendentes resultados, como en otros no tanto.
Al colisionar en pleno vuelo un B-52 con un avión cisterna,
Por ello, es un feliz desenlace que no haya sucedido ningún accidente mientras que Batman/Wayne quitaban la bomba de las garras de los malvados de turno o que el caballero de la noche y la ciudad hayan escapado de cualquier daño tras la cercana explosión que luego ocurre frente a sus costas.
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(1) Diversas naciones se encuentran en estos momentos en la búsqueda de lograr, en condiciones de laboratorio, una fusión nuclear sostenible, lo cual es un paso fundamental para algún día crear reactores de fusión que provean de electricidad. Por ejemplo, en Estados Unidos el proyecto lleva más de 15 años y viene costando más de 4,000 millones de Dólares americanos.