En plena Siberia, sobre el Círculo Polar ártico, la ciudad industrial de Norilsk fue fundada en 1935 con el objeto de convertirla en un campo de trabajos forzados. La presencia de abundantes yacimientos de níquel y cobre y su explotación indiscriminada contaminaron la región hasta límites intolerables: la nieve es de color negro y el aire huele a azufre debido a la contaminación con sustancias tales como metales pesados (níquel, cobre, cobalto, plomo, selenio) óxidos de carbono y nitrógeno, fenoles y sulfuro de hidrógeno. La mortalidad infantil es la más elevada del país: el 15.8% de las muertes de niños rusos se producen en Norilsk. Norilsk se sitúa entre las diez ciudades más contaminadas del mundo, no tiene un sólo árbol vivo en un radio de 48 kilómetros por culpa de la lluvia ácida. Según algunas estimaciones, el 1% de las emisiones de dióxido de sulfuro de todo el planeta provienen de Norilsk.
La contaminación es tan brutal que la esperanza de vida se sitúa en los 46 años.
Si alguna vez te sientes mal, deprimido, piensas que las cosas no te van bien, que tu trabajo es una mierda o que no te gusta el lugar en el que vives… piensa en Norilsk.