sábado, 4 de mayo de 2013

El centro de la Tierra está mil grados más caliente que lo creído hasta ahora


El centro de la Tierra alberga una capa de hierro líquido a temperaturas de más de 
4.000 grados centígrados y a presiones de más de 1,3 millones de atmósferas. 
Sometido a estas condiciones, el hierro es líquido. Sin embargo, más hacia el interior, en la región más central del planeta, la temperatura es mayor, pero también la presión, lo que hace que el hierro se solidifique.

Los análisis de las ondas sísmicas, generadas por terremotos, que pasan a través del interior de la Tierra, incluyendo su centro, permiten medir el grosor del núcleo sólido y el de la capa líquida que lo envuelve, así como el incremento de la presión conforme aumenta la profundidad. Sin embargo, esas ondas no proporcionan información sobre la temperatura, 
la cual tiene una importante influencia sobre el movimiento de material dentro de la capa líquida y del manto sólido ubicado por encima de ésta. De hecho, la diferencia de temperatura entre el manto y el núcleo es el principal motor para movimientos térmicos a gran escala. Este fenómeno y la rotación de la Tierra son los principales componentes
de la dinamo natural que genera al campo magnético de la Tierra.

El perfil de temperatura a través del interior de la Tierra también sustenta los modelos geofísicos que explican la creación y la intensa actividad de puntos que, sin estar necesariamente cerca de fronteras entre placas continentales, tienen mayor actividad volcánica que sus alrededores. Uno de tales puntos está en las Islas Hawaianas.

El equipo de Agnès Dewaele de la Comisión de Energía Atómica (ahora Comisión de Energía Atómica y de Energías Alternativas) de Francia, adscrita al Centro Nacional francés para la Investigación Científica (CNRS), y Mohamed Mezouar del ESRF (European Synchrotron Radiation Facility) en Grenoble, Francia, ha determinado ahora que la temperatura cerca del centro de la Tierra es de 6.000 grados centígrados, 
1.000 grados más de lo que se determinó en un experimento realizado hace 20 años. 
Estas nuevas mediciones concuerdan con los modelos geofísicos según los cuales la diferencia de temperatura entre el núcleo sólido y el manto debe ser de al menos 
1.500 grados centígrados para poder explicar por qué la Tierra posee campo magnético.