miércoles, 4 de septiembre de 2013

Cuál lugar... (30287)


Me detengo en esta hora, oscurecido el cielo, frías las manos que viajan lentas por el teclado buscando una conversación antigua y hay silencio.

¿Qué decir?  ¿O cómo decir este tiempo? 

Ando aturdido por lo que veo allí afuera, por lo que siento aquí adentro. 

Me escapé y aparecí acá, en este patio blanco, en esta zona de frontera donde el viento me cala los huesos.

 No veo más que cercos caídos y pastos.

 Mis caminos se han llenado de yuyos a fuerza de no pisarlos, extravié la huella sagrada y me encuentro aquí sin saber cómo decir que no sé para dónde ir.

 Que no hay lugar para mí, que mi voz ya no se estampa sobre la tierra.

 Que resbalo.

Este grito descolorido y yermo apenas llega la noche es un lobo inquieto que pellizca las esquinas de mi cuerpo y me recuerda que aún vivo.