sábado, 14 de septiembre de 2013

- Movistar buenas noches, mi nombre es Gabriela. ¿En qué puedo ayudarlo? (30505)


- Movistar buenas noches, mi nombre es Gabriela.
 ¿En qué puedo ayudarlo?

- Buenas noches Gabriela.
 Mire, debo confesarle que tengo dos problemas. Uno fácil y otro difícil. 

- Bien, dígame. ¿Qué problemas?

- ¿El fácil o el difícil?

- Cualquiera de los dos. Trataré de solucionarlos ambos.

- Bien, yo también espero lo mismo. Empecemos por el fácil, a lo mejor nos lleve de alguna forma al difícil: mi celular no recibe mensajes de texto. 

- Déme un minuto que chequeo sus datos.
 ¿El celular que tiene problemas es el mismo del que me está llamando?

- Así es. 

- ¿Roberto Acevedo es su nombre señor?

- Sí.

- Bien. Espere que me dijo que problema tiene su celular. 

- Muy bien, disculpe el atrevimiento Gabriela, no me quiero entrometer demasiado en su vida, si apenas escuché su voz, pero siento en usted un acento cordobés. ¿Vive usted en Córdoba?

- Sí, las oficinas de la compañía se encuentran en Córdoba.
 El sistema me dice que no tiene ningún problema con la línea. 
¿Hace cuánto no recibe mensajes su celular?

- Que linda ciudad, dicen que las mujeres de allí son las más lindas del país. 

- ¿Hace cuánto no recibe mensajes su celular?

- Ah, disculpe, había olvidado su pregunta.
 Me compré el celular la semana pasada y no he recibido ninguno todavía. Tampoco llamadas, algo anda muy mal.

- Entiendo. Disculpe la obviedad de mi pregunta, pero ¿alguien le ha mandado mensajes o ha intentado llamarlo?

- Ese es el problema difícil Gabriela. 

- ¿Disculpe?

- Claro, ese es el problema difícil. Me he comprado el celular, para que no me molesten mis amigos en los momentos que no quiero saber de ellos.
 Por decirlo de otra forma, he comprado este celular para hablar con mujeres únicamente.

- Señor, voy a pedirle que sea expeditivo en esto y que me explique de una vez por todas que problema tiene con su celular así veo si puedo o no ayudarlo. 

- Mi celular anda bien, ¡perfecto! 
El que no anda bien es su dueño. 
Ninguna mujer me ha mandado un mensaje últimamente. 
Tampoco he podido darles mi número, es que ni siquiera hablo con ellas. 

- ¿Y en qué puedo ayudarlo yo señor?

- Vea, es usted una señorita veinteañera, con un acento cordobés encantador, esa hermosa voz no puede estar contenida en un envase que no sea digno de ella. ¿Qué pensaría usted si yo le dijera que yo podría ser el hombre que usted siempre estuvo esperando?

- Pensaría que usted tiene graves problemas. 

- ¿Espera usted que el hombre de sus sueños venga con un cartel indicador pegado en la frente? 
Permítame que le diga, señorita, que el mundo está como está por la falta de amor. 
El amor hace a las personas felices y en este mundo casi nadie está feliz. 
La gente espera el amor de sus vidas pero es incapaz de salir a buscarlo. 
- ...
- Compréndame. Dígame usted cuanta gente linda ve por la calle, cuántas personas que podrían ser su alma gemela y usted ni siquiera saluda. 
No puede esperar casarse con la persona con la que trabaja, o con la que estudia, o con la que van al mismo bar.
 El mejor amor es el más inesperado quizás.
 Nadie debería darse el gusto de no entablar conversación con alguien.