-Espere un momento, por favor- me dijo y se retiró al fondo.
Treinta segundos después, volvió acompañada de un hombre de unos cuarenta años vestido de negro.
Treinta segundos después, volvió acompañada de un hombre de unos cuarenta años vestido de negro.
Me he encontrado con personajes así en varias ocasiones por trabajo.
Son tipos peculiares.
Por lo general, siempre sonríen y pueden esgrimir sonrisas de veinticinco clases distintas
. Existe la cortés sonrisa sarcástica, y la sonrisa de satisfacción contenida en su justa medida.
De las sonrisas posibles, perfectamente graduadas en una escala que
va del 1 al 25, utilizan una u otra en función de las circunstancias, como si fueran palos de golf.
Fragmento de Baila baila, Haruki Murakamí
Fragmento de Baila baila, Haruki Murakamí