lunes, 28 de abril de 2008

Ese alguien y el otro alguien.

Había una vez que a alguien le resultaba costoso desplazarse. Era por eso que no sentía deseos de viajar.



Hubo una vez que ese alguien reparó en las nubes y eligió de entre ellas a las que le parecieron eran de algodón. Quiso conocerlas de cerca. Probó entonces a montar en bicicleta y a jugar a hacer funambulismo entre las nubes. Comenzó a moverse sin red y sin miedo alguno de sus alocadas piruetas, creyendo que el algodón siempre amortiguaba el riesgo.



Hubo una vez que otro alguien también se movía subido en bicicleta. Pero al contrario que el de ese alguien, su pedaleo era seguro, rápido y constante, pues las ruedas pisaban tierra firme; pero también era aburrido, pues la Tierra es redonda, y con su monótono y unidireccional desplazamiento ya le había dado la vuelta unas cuantas veces. No podía evitar mirar a las nubes suspirando.



Hubo una vez que, en un momento de despiste de ambos, ese alguien y otro alguien coincidieron. Se gustaron y se sintieron a gusto juntos.

Hubo una vez que ese alguien y otro alguien comenzaron a pedalear en tándem, y el cielo de nubes de algodón y la Tierra se les quedaron cortos.



adolfocanals@educ.ar

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