Cuando las brujas descubrían sus calderos hirviendo; agregaban la pizca de arena, un chorro de mosto rojo y tres machacados garbanzos blancos .
Comenzaba a volar aroma hacia el pueblo, que se inundaba de un mar borgoña y entre sus borracheras iniciaban el armado de la temida fogata inquisidora.
Era fácil para las hechiceras gestar la calma.
La leña húmeda de viña y el conjuro.
Derramaban tres candores : caminar descalzos sobre arena , poner pasión a la rutina y nacer palomas blancas por los hombros.
Nadie supo la causa de los cambios ni de la carcajada por la aldea, menos por qué saludaban a las brujas
Cada año se rogaba por el aquelarre.
adolfocanals@educ.ar
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