El juego de la Tierra
Por Ernesto Simón
Por Ernesto Simón
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Como una fruta agotada por la inconsciencia y el apetito voraz de la humanidad, la Tierra empieza a dar señales de agotamiento. ¿Qué hicimos para que todo esto suceda? Y la pregunta invertida: ¿qué hicimos para que esto no suceda? Nadie conoce a ciencia cierta la respuesta, pero todos la intuimos. Acaso la solución esté en la información que traemos en la carga cromosómica. Puede ser. En los genes, dicen, está todo. La preservación también está ahí.
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En los últimos 10 años, aumentaron los incendios debido a las sequías y a la tala indiscriminada de árboles.
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Algo más de 6.000 millones de mujeres y hombres habitamos el planeta. Un tercio de esa cifra corre el riesgo de morir de hambre. Unos 2.000 millones no tienen acceso a comida saludable y nutritiva. Es decir, comen cualquier cosa, lo que se pueda. Más de 300 millones de niños padecen de desnutrición crónica. Debilidad irreversible de los que perdieron antes de empezar la carrera. Competencia mundial donde la perversión gana trofeos que luego se exhiben en el podio del primer mundo. Mundo desarrollado contra mundo subdesarrollado. La historia se ha hecho demasiado larga. Dos mil años es mucho tiempo como para seguir con esto.
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La especie humana ha sido la más corrosiva, la más destructiva y la más invasora de todas las que habita sobre la Tierra. Gracias a la actividad del hombre, hay unas 11 mil especies de animales y plantas en peligro de extinción, ya que han sido degradados sus ambientes naturales.
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Cerca de 50 millones de personas por año son víctimas de inundaciones. Esto es debido al incremento de las tormentas. El Consumo ha decidido producir a cualquier precio. La ganancia es el rumbo que marca la brújula que nos conduce hacia el triste horizonte de los que alardean con el Capitalismo. Trampa efectiva en un mundo desecho.
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Unas 1.000 millones de habitantes respiramos aire contaminado. De esa cifra, algo más de 3 millones mueren por año. La causa principal es la liberación de dióxido de carbono que emiten las industrias. Además se libera dióxido para generar energía. Ecuación simple: mientras más energía eléctrica consumamos, más contaminamos el aire y más grande hacemos el agujero de ozono. El siglo de las luces debiera retrotraerse a los tiempos en que era un buen síntoma la amistad. Sentarse en el patio y encender un fueguito, y ahí charlar hasta que llegue el sueño.
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La desertificación afecta a un cuarto del total de la superficie de tierra que hay en el planeta. Esto pone en riesgo a unos 1.500 millones de coterráneos. El 40% de la población mundial enfrenta la escasez de agua potable. Ya está faltando, pero no nos damos cuenta. En este caso el agua no nos llegará al cuello. Al revés: tendremos que hundir la cabeza en pozos cavados en el suelo para ver si encontraos un poco de agua. Paradojas de la vida. Fruta amarga que ofrece un trago mezquino. La Tierra fue una fruta jugosa de la que todos podíamos vivir. Ahora está en riesgo y no estamos haciendo nada. ¿Hasta donde llega la ambición atolondrada del Capitalismo salvaje? Por favor, matemos a la fiera.
adolfocanals@educ.ar
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