domingo, 22 de junio de 2008

El barquero de la Parca.


Del sino del viento prisionero,
con grilletes de espuma encadenado,
huyendo a desgana de los cantos de sirenas,
este Ulises, al que ya ni Penélope espera,
abdica de arribar a su Ítaca.

Hastiado de avizorar el ocaso,
por si de un postrero rayo
viniera colgada la esperanza,
al oeste del averno se sienta,
anhelando que, desde la otra orilla,
a rescatarlo de ese vivir sin vida,
acuda el barquero de la Parca.

adolfocanals@educ.ar

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