miércoles, 11 de junio de 2008

Me preguntaste sobre mis espacios...


Un espacio es el vórtice que se vive en la simpleza de un encuentro, es la insospechada sonrisa que encontramos al caminar, es la inocencia mágica del silencio y también, es la contemplación y el permanente asombro que el misterio interminable del planeta nos ofrece al caminar.

Un espacio es vivencia del presente cuando un soplo enérgico llega a remecer los cimientos de la razón. Justo en el momento preciso, derriba lo innecesario, barre con las trampas y nos reencausa hacia el propósito.

El espacio se gesta entre nosotros cada vez que aceptamos la invitación del acto comunicativo, aparece cada vez quebramos la ilusión de si, y juntos, logramos abrir la puerta que nos separa del infinito. Es reconocer nuestras limitaciones para luego hacerlas desaparecer, es tener permanente conciencia de nuestro egoísmo, nuestros temores e inseguridades, para así dar lucha a la persistente necedad de nuestro condicionamiento humano; es vernos en nuestra realidad para luego concebir otras, todas las que seamos capaces de imaginar.

El espacio es aquel destino que nos confronta cara a cara con todos los falsos convencimientos que nos hemos inventado a lo largo de nuestra vida. Es quien provoca el choque contra la fugacidad de las emociones, para luego transmutarlas, desprenderlas de sus expectativas y hacerlas parte del flujo imperecedero del ser.

El espacio es aquella partida que nos invita a quemarnos por dentro, es la renuncia verdadera e impersonal en pos del conocimiento, del encuentro. Es un lugar para sentirnos pequeños frente a la inmensidad, es la vereda ensoñada que nos hace vencer las barreras y limitaciones que la individualidad nos supone. Un espacio sagrado es un tiempo sin tiempo, es un comando de luces encendidas y palpitantes, es una constante para ser. El espacio sagrado hoy está abierto, un lugar sin límites se expande y se irriga por cada célula de nuestro cuerpo.

El espacio está abierto, somos nosotros, siempre vive en los otros.

Mi espacio: mi mundo de Nunca Jamás.

adolfocanals@educ.ar

No hay comentarios: