
Quiso pensar, y pensó tanto que olvidó la magia por completo. Enredado en su pensamiento, escalaba una vida extraña. Ya no le importaba nadie, era él con su mundo a cuestas.
Sus ligaduras se iban debilitando y rompiendo, a poco tiempo de llegar a la cima. Al fin, pendía de un hilo y se adentraba en las espumas de la nada. Allí sintió el frío que taladraba los huesos de sus piernas, y se aferró a una roca para salvarse. Necesitaba un cuento.
Todo lo que necesitas lo encuentras en el lugar apropiado. Ante sus ojos, con sus páginas abiertas, le esperaba. Ël ávidamente leía, mientras iba tornando el calor a su cuerpo.
Ya sentía sus pies, y se encontró ligero para poder correr en pos de la imaginación dormida.
adolfocanals@educ.ar
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