martes, 12 de agosto de 2008

Las Horas.


Las horas ...

Hacen pliegues escondiendo los momentos en los cajones del recuerdo.
La mente, como un libro, va pasando páginas leídas;

y los pétalos caen sobre lo vivido.

Siempre extraños ante los nuevos acontecimientos,
y siempre con la mano agitándose en adioses.

En nuestros interiores, los abrazos cuelgan,
y los besos tatúan colores en el alma.

Se pierden las espaldas ante la lágrima,

y mueren presurosos los suspiros.


Cada gesto no despide de nosotros mismos,
cada aliento pasa a ser evocado.


adolfocanals@educ.ar

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