viernes, 15 de agosto de 2008

No todo es Oro ...


La imagen que nos ha llegado de Albert Einstein, además de la de genio,
es la de un hombre amable, pacifista y solidario.

Pero no es oro todo lo que reluce.

A continuación voy a transcribir las condiciones que Albert impuso a su esposa Mileva,
por escrito, en 1914, para continuar viviendo en el domicilio familiar.

He aquí una prueba de desamor, o de amor a sí mismo.


A. Debes asegurarte de:

1) que mi ropa, limpia y por lavar, se mantenga en buen orden y arreglada
2) que recibo mis tres comidas de manera regular en mi habitación
3) que mi habitación y despacho se mantienen siempre limpios, y, en particular, que mi mesa esté dispuesta siempre para mí.

B. Renuncias a todas las relaciones personales conmigo en tanto no sea absolutamente necesario mantenerlas por razones sociales. Específicamente debes renunciar:

1) a que me siente en casa contigo
2) a que salga o viaje contigo.

C. En tus relaciones conmigo debes aceptar explícitamente adherirte a los siguientes puntos:

1) no debes esperar de mí intimidad ni reprocharme en forma alguna
2) debes desistir inmediatamente de dirigirte a mí si te lo pido
3) debes abandonar inmediatamente mi habitación o despacho sin protestar si te lo pido.

D. Aceptas no menospreciarme ni de palabra ni de hecho delante de mis hijos.

Mileva Marić era matemática y fue la primera mujer de Albert Einstein. Compañera, colega y confidente tuvo tres hijos con él, de los cuales, el primero (una niña) nació antes de celebrarse el matrimonio; se cree que fue dada en adopción. Todavía se discute el grado de participación de Mileva en los descubrimientos de Einstein.

"Los Científicos También son Humanos"

Algunos mejores, otros ... peores.

adolfocanals@educ.ar


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