Iliana era princesita caprichosa,
siempre que quería algo,
todos se rendían a sus pies y
hacían todo lo posible por conseguírselo.
Si quería una tarta de nenúfares azules,
viajaban hasta tierras lejanas buscando aquellos nenúfares.
Si quería un candilla
(mascota medio perro, medio ardilla)
recorrían medio mundo para obsequiárselo.
Así ocurría con las cosas que se le antojaban
a Iliana.
Un día sorprendió a todos pidiendo,
o más bien exigiendo, la luna.
El silencio reinó en palacio.
¡Ha dicho la luna! ¡
¡pero es imposible!!
Iliana se enfadó,
y a todo el que decía que era imposible,
lo despedía;
al que le intentaba engañar ofreciéndole
una luna de mentira
(ya que por la noche la volvía a ver en el cielo)
también lo despedía.
Hasta que llegó el día en que Iliana se quedó sola.
¡¡¡Estúpidos ineptos!!! Se dijo.
Yo conseguiré lo imposible.
Caminó días y meses hasta encontrar
la montaña más alta,
con el árbol más alto y las ramas más largas.
Trepó y trepó, y una vez en la copa,
Iliana dio cuenta de que
alargando su brazo la alcanzaba,
y así lo hizo...
Pero la rama se quebró.
Iliana cayó al suelo,
y feliz por conseguir lo que nadie intentó,
cerró los ojos y con la luna soñó.
Fin.
adolfocanals@educ.ar
(el tío)
adolfocanals@educ.ar
(el tío)
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