La teníamos encima,
estaba rara pero hermosa como siempre.
Los focos no alumbraban
y la vida era una sombra
Que espectáculo!
La luna me seguía de cerca:
“Ten cuidado con ella...”
Y contigo también.
Seguimos aprendiendo de a pedacitos.
Como las migas de pan,
que uno va poniendo
en el caminito
para que los pájaros coman.
Así mismo voy dejando mi cariño.
Mírame y te veo
háblame y te escucho.
Pero las gotas del alma
solo las puedo sentir,
si quiero tocarlas de nuevo.
La noche está sedosa,
sedienta y amable ¡gracias!
Qué fácil es decir sin herir...
¡buenos días mi amor!
Zoucy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario