martes, 28 de octubre de 2008

Desde sus cuerdas ...


Pintura: Arman Pierre

Aquí y ahora que nadie me oye voy a confesarme convencido de portar el 
don de reconocer a los virtuosos de la música. 
Incluso antes de que hayan aprendido la técnica necesaria para tocar un instrumento,
 yo sé intuitivamente quien llegará a serlo. 

Así fue como entendí pronto que ella sería una violinista virtuosa. 
Llegué a sus manos tras pasar por muchas otras: manos firmes
, delicadas, serias, tiernas, enfadadas, dulces, enérgicas, alegres, melancólicas... 

Pero ningunas transmitían nada parecido a las suyas. 
De todas formas no lo supe sólo por su tacto. 
Fue por una sensación más global. 

Y en parte por ese encanto suyo que entonces, como ahora, 
se dibujaba en su sonrisa y brillaba en sus ojos. 
También quiero revelar algo más: desde que ella me pone voz, 
no he vuelto nunca a desear ser piano para sentir 
las caricias transformarse en notas, 
ni saxofón para trocar besos por melodías.

Y es que con sus cosquillas vibro hasta llegar a lo más alto. 
Hoy afirmo que soy feliz siendo violín y viviendo entre sus manos…

(Un lugar Soñado)

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