En los abismos áureos de tu nombre
la belleza del numen me sorprende,
con vértigo infinito en los espacios
de estrellas sumergidas en el tiempo.
El amor de los cuásares
me influye
entre la muerte insomne,
con la sombra serena
de lo ingrávido
y la luz en delirio
de un relámpago.
Dimensiones de dioses te subyugan
en mundos paralelos, en penumbra,
para salir de jaulas de lo atávico.
Liberación inquieta
en el silencio
del orbe seducido
por los ángeles
en el alma sedienta
de neutrones.
Ana Muela Sopeña
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