jueves, 6 de noviembre de 2008

Grises ...



Tras una mañana apacible, algo ausente, 
ese domingo viró a los limpios cielos del poniente, 
y aquel gris 
por la tarde miró hacia mar entre los acantilados 
se inundó con el azul profundo.

 Sintió frío y volvió a tierra.
Las nubes habían regresado y el mar languidecía.

 Aquellos, los otros extraños grises, 
al llegar el otoño serán una masa ácida 
 alimento embriagado por sus vapores etílicos. 

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