Siento frío, mucho frío.
Viene de dentro.
Ha debido de ser un pensamiento o un recuerdo o una palabra enquistada,
eso es, eso ha sido, sí.
Se rebelan de vez en cuando.
Las escondí todas en su momento, cada una en su lugar y su tiempo y a veces,
pobres, se rebelan; no saben que su destino ya pasó
y se quedaron sin finalidad para siempre.
En ocasiones quiero recuperarlas en mi memoria,
pero ellas se reesconden al oírme llegar
y vengan su frustración congelándose allá donde estén.
Y yo siento frío.
Viene de dentro.
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