
A través de los ojos de los árboles
el iris de la diosa se revela
como el enigma azul en el silencio.
Es Isis un misterio renovado
en abismos de bruma
o en círculos concéntricos del orbe.
Las doctrinas secretas
encriptadas en varias espirales
del adn oculto en el genoma
inician trayectorias imposibles
en los satélites de Urano.
El placer de las letras-
y alfabetos de luces y de sombras-
entronca con los sueños,
atisbados en grutas
que se esbozan en niebla de locura.
Es Isis compañera de mareas,
con las fases lunares,
en los cofres amados
con espejismos cóncavos
y cristales de ámbar.
Pertenece al entorno de la noche
la mirada sutil y subterránea
de la diosa inquietante.
En crepúsculos suaves llega Isis
triunfante en paraísos,
con la respiración del mundo
en la errante pregunta de la lluvia.
Ana Muela Sopeña
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