
Una visión infrarroja de nube de formación estelar conocida como M17, o la Nebulosa del Cisne. Crédito de la imagen: NASA/JPL-Caltech/Univ. of Wisc.
Una nueva imagen del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA muestra una turbulenta región de formación estelar, donde ríos de gas y vientos estelares erosionan grupos de material polvoriento.
La nueva visión infrarroja de Spitzer de la tormentosa región, llamada M17, o la Nebulosa del Cisne, está disponible on-line en http://www.nasa.gov/mission_pages/spitzer/multimedia/20081208.html. El Cisne se sitúa a aproximadamente 6000 años luz en la constelación de Sagitario.
Dominando el centro del Cisne hay un grupo de estrellas masivas, algunas superando en 40 veces la masa del Sol. Estas estrellas centrales son de 100 mil a 1 millón de veces más brillantes que el Sol, y rugen con radiación y feroces vientos hechos de partículas cargadas que aceleran hasta los 7,2 millones de kilómetros por hora. Tanto el viento como la radiación excavan una profunda cavidad en el centro de la imagen — un proceso en curso que dispara el nacimiento de nuevas estrellas.
El crecimiento de esta cavidad empuja el gas contra los vientos de otras estrellas masivas, provocando arcos de choque similares a “caras sonrientes” – tres de los cuales pueden verse en la nueva imagen. La dirección de los arcos de choque dice a los investigadores exactamente el camino desde el que “sopla el viento”.
“Los arcos de choque son como veletas interestelares, indicando la dirección de los vientos interestelares en la nebulosa”, dijo Povich.
Povich y sus colegas también usaron Spitzer para tomar una imagen infrarroja de una región de formación estelar conocida como RCW 49. Ambas fotografías se describen en el mismo artículos deAstrophysical Journal, y ambos proporcionan los primeros ejemplos de múltiples ondas de choque alrededor de estrellas masivas de regiones de formación estelar.
Spitzer fue capaz de observar los arcos de choque debido a que sus ojos infrarrojos pueden rasgar el polvo intermedio, y debido a esto pueden fotografiar grandes franjas del cielo rápidamente.
Finalmente, las nuevas observaciones ayudarán a los investigadores a comprender cómo los Sistema Solares como el nuestro son capaces de formarse y persistir en los duros mares celestiales.
“El gas que se enciente en estas regiones de formación estelar parece muy tenue y frágil, pero parece que puede estar engañándonos”, dijo el coautor Robert Benjamin de la Universidad de Wisconsin en Whitewater. “Estos arcos de choque nos sirven como recordatorio de que las estrellas no nacen en tranquilas guarderías sino en violentas regiones azotadas por vientos más potentes que cualquiera visto en la Tierra”.
Otros autores incluyen a Barbara A. Whitney del Instituto de Ciencia Espacial en Boulder, Colorado; Brian L. Babler, Marilyn R. Meade y Ed Churchwell de la Universidad de Wisconsin en Madison; y Remy Indebetouw de la Universidad de Virginia en Charlottesville.
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