Durante un largo día mirando al mar
con la alegría de un niño,
el cielo azul y el viento me abrazaba
rugían en sus aguas las voces de barítonos
cantando sinfonías a todos colores,
miraba con mis labios esos sueños
como teje la araña en su gravita tela,
que teje el poema en su red de palabras
que teje al mundo, el secreto de luces y de sombras,
de blancos y de azules
de dansas con estrellas
en el vaivén con el sabor de luna.

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