
AUTOPISTAS
Las autopistas gobernaban la ciudad,
aunque sobre esas serpientes de cemento
no se desplazaba jamás ningún vehículo.
La construcción había sido monumental y costosa.
Miles de personas habían participado moviendo toneladas
de cemento fresco y alquitrán.
Al finalizar el proyecto las autoridades estuvieron conformes.
Hicieron una gran recepción y hubo cortes de cintas.
Lamentablemente el fabuloso gasto fue en vano.
La población era tan pobre que nadie poseía un automóvil;
sólo eran dueños de una irreversible hambruna.
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