Más propia de los delirios surrealistas de un demente o de las novelas de Julio Verne, la cueva de Naica alberga uno de los espectáculos naturales más bellos del mundo de la mineralogía, y es que en este sitio se encuentran un conjunto de cristales de proporciones descomunales, comparados con los tamaños habituales de sus comunes hermanos o comparados con cualquier cosa.
El ambiente dentro de la cueva a 300 metros de profundidad, una temperatura de unos 60ºC y un 100% de humedad ambiental, es propicio para la conservación de estos mega cristales que se formaron mientras la cueva estaba inundada de agua caliente y cargada de sales; a esas temperaturas el mineral anhidrita (CaSO4) presente en el agua originó los cristales de selenita depositándose a lo largo de cientos de miles de años. Está situada en Naica, ciudad mejicana situada en pleno desierto de Chihuahua, y desde que se descubrió es objeto de estudio para comprender las singulares condiciones que originaron estas hermosas columnas de yeso translúcido que llegan a medir hasta 12 metros de largo y a pesar más de cincuenta toneladas.
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