
Charly Wells no tardó en comprobar que su cápsula espacial era una verdadera basura. Tenía un tablero repleto de relojes y censores, pero sus lecturas variaban con sólo su respiración, los controles de temperatura y combustible seguían marcando el mismo estado desde que despegó, el motor, pese a estar en marcha, aparecía apagado.
Maldita porquería, pensó Charly. Se sentó junto al aparato de comunicación y recibió la información del día. Comandante Wells, escuchó, como corresponde al protocolo de emergencia de nuestra gloriosa institución… díganme que sucede ahora, gritó, pero no lo podían escuchar, el transmisor nunca funcionó.
Es nuestro deber informarle que los cálculos de distancia, aceleración y velocidad han fallado. Por lo tanto, a partir del día de hoy, y mediante resolución suprema firmada por el presidente de la república, usted será declarado héroe nacional, pues se ha confirmado que su cápsula no podrá regresar a territorio nacional e indefectiblemente morirá en el espacio.
Se quedó helado por la noticia y porque el termostato bajó la temperatura a menos 4 grados. Miró de nuevo al espacio y al bajar la mirada se dio cuenta que el medidor de oxigeno tampoco registraba lectura alguna.
Tenían razón, se iba a morir en esa cápsula. Prendió la bitácora de vuelo y mandó a todos los mandos militares al carajo, incluyendo al presidente, los congresistas y hasta los vigilantes de su cuartel, insultó y berreó hasta que se quedó afónico. Lloró, pidió perdón a su madre, mandó saludos a sus pocos amigos y después cantó el himno nacional.
El comandante Charly Wells, se quedó temblando por el frío y después de estornudar se quedó totalmente a oscuras. El sistema eléctrico interno colapsó y ya no volvió a funcionar. Solo pudo seguir mirando las estrellas distantes mientras el oxigeno se le fue acabando.
Meses después, por presión de los medios de comunicación, saldría un equipo de rescate para traer sus restos. El gobierno ocultó la verdad unos días, pero después se supo todo lo relacionado a la fábrica de bicicletas que construyó la cápsula.
Semanas después, varios países enviaron una carta pidiendo que rescaten la cápsula, pues según un convenio internacional no se podía dejar basura en el espacio.
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