martes, 24 de febrero de 2009

Paralelos...


La última pieza del puzzle no encajaba, porque no era la última. 
Pensó que, con esa incertidumbre a cuestas, 
era mejor dejar el rompecabezas abandonado. 

Pero cuando lo hacía, 
al día siguiente la pieza se había movido al lugar del que 
había desaparecido en el anterior intento por encajarla.

 Descartado el siroco como medio de locomoción, 
sólo quedaba pensar que la pieza desaparecía sin más, 
como la Luna cuando no la miramos, 
pasando a formar parte de otro rompecabezas 
en vaya uno a saber qué otro Universo. 

Después retornaba. Eternamente retornaba.

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