
Y el príncipe con su espada fue cortando las zarzas que rodeaban el castillo
y acercándose sobre ella, que yacía tumbada, le besó los labios:
- ¡¿Pero qué hacesssss?!
- Despertarte… llevas muchos años durmiendo, Bella.
- ¿Y a ti que te importa eso?
¿He ido yo a meterme en tu vida?
¿Tú sabes lo bien que estoy yo aquí acostada
sin dar una mirada y toda relajada?
¿Ahora qué?
A buscar trabajo, un marido, casarme, tener hijos, soportar su adolescencia, estresarme, separarme, llegar a la menopausia, tener sexo una vez al mes, envejecer…
- Vaya… pues no lo había pensado…
- ¡Anda, ve para el ático a ver si encuentras el huso y vuélveme a pinchar,
tonto, qué eres un tonto!
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