Los fantasmas existen.
Se convierten en ausencias perpetuas, perdurables, persistentes
. A veces, son ellos los presentes y nosotros, mortales, meros espectros.
Espectadores de una función diacrónica,
que acaba siendo siempre la misma escena.
Porque para los fantasmas el tiempo siempre es éste.
Y para los que se creen aún vivos,
el tiempo siempre es otro....
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