
Roger Federer ya es el tenista más grande de la historia.
El suizo ha logrado su séptimo Wimbledon tras imponerse en la final al estadounidense
Andy Roddick en cinco sufridos 'sets' (7-5,6-7,6-7,6-3,14-16)
y suma su 15 Grand Slam, algo que nadie antes había conseguido.
Federer ha recuperado el número 1 del mundo, hasta ahora en manos de Rafa Nadal,
y con este suma ya seis Wimbledon.
En las gradas de la pista central, el ex tenista estadounidense Pete Sampras,
hasta este 5 de julio el que más grandes acumulaba,
ha visto como el incombustible tenista helvético vencía a su compatriota
para romper de una vez por todas su récord.
Sólo Nadal pudo aplazarlo con su mano de hierro en Roland Garros
y su increíble afán de superación que le llevaron a derrotar al suizo en las finales
de Wimbledon y el Open de Australia. Pero sin Nadal,
que no ha podido disputar esta edición del torneo inglés,
Federer ha visto allanado el camino hacia lo más alto del olimpo tenístico
pese a la terrible batalla que le ha dado el resurgido Roddick.
Golpe sorpresa
A Roddick le tocaba apretar. Y lo hizo en el cuarto. De dos ocasiones de rotura que tuvo, rompió a Federer (en el 3-1) para llegar a ponerse 4-1 y llevarse esta manga por 6-3. Él avisó en la víspera cuando advertía de que nadie se mete en una final por accidente. Además de Sampras y de Bjorn Borg, desde las gradas seguían el apasionante pulso rostros tan conocidos como el del cineasta Woody Allen, el actor Russell Crowe o el entrenador del Mancherster United Alex Ferguson.

Partido larguísimo
Federer necesitó nada menos que 4 horas y 16 minutos frente al estadounidense, sexto favorito, para sellar el resultado por 5-7, 7-6 (6), 7-6 (5), 3-6 y 16-14
en la que fue su séptima final consecutiva en el All England Club.
Además, sumó su vigésima final de un 'grande', otra marca que bate, al sobrepasar al estadounidense de origen checo Ivan Lendl, en una final que presenció Sampras
desde el palco de la 'Catedral'.
Al tenis medido, controlado, elegante y que generalmente roza la perfección del helvético
le faltó, este domingo, algo de precisión en la que fue su tercera final contra un Roddick castigador en el templo del All England Club.
Federer no se merendó al americano en 3 sets fáciles como tantos anticipaban.
Roddick, durísimo
Claramente, reescribir la historia del deporte no es tarea sencilla y la pesada
carga de la presión que atenazaba al suizo fue rentabilizada por Roddick al milímetro,
para desbaratar el guión que tantos tenían en mente. Y, casi, llevarse el encuentro.
Y es que el de Nebraska se sacó de la manga el factor sorpresa, además de un saque arrollador, demoledor, asesino.
Se anotó el primer set por 7-5 en una contundente réplica a los que osaron tacharle de la 'Catedral' en tres raquetazos de Federer.
Reacción sufrida
En desventaja numérica, el segundo parcial se convertía en otro pulso peliagudo para un Federer que se negaba a perder los nervios.
Mucho 'rally' y jugadas desde la línea de fondo en un parcial que duró 44 minutos,
5 más que el anterior.
l sexto favorito, que en todo el partido cometió 38 errores no forzados (Roddick hizo 33)
casi tocaba el 80 por ciento de eficiencia con un saque demoledor.
Fue un set de vértigo en el que hubo que forzar el 'tie-break'.
Y aquí Federer desplegó todos sus recursos.
Eso sí, al campeón de Roland Garros le ayudaron,
y mucho, las negligencias de su oponente. Roddick llegó a tener una suculenta
ventaja por 5-1, en la que desaprovechó un punto de set al enviar,
para incredulidad, horror y asombro de las gradas, una volea fácil al otro lado de la pista.
Un error garrafal y, quizá, determinante.
Luego, el de Nebraska encadenó pequeños despistes, dio traspiés absurdos
de los que sacó tajada inmediata el helvético, presionado ante un marcador en contra.
El americano dejó escapar el set, en el que ninguno tuvo en su poder opciones de break.
Federer, más centrado que nunca, remontó esas 4 bolas de set hasta que virar
la fortuna de su lado y apuntarse este examen por 7-6 (6).
Tras la recuperación épica del suizo, el tercer parcial volvió a ser un duelo encarnizado
en el que ninguno regalaba nada.
Se resolvió en un 'tie-break' que ganó con relativa comodidad Federer por 7-6 (5).
Final de locura
El quinto parcial fue de locura, absolutamente vertiginoso.
Hicieron falta 95 minutos para poner el punto definitivo a una final que cuenta
ya con el mayor número de juegos (con 30) en su último set de las disputadas
en este torneo.
Federer sufrió lo indecible pero la historia le llamaba.
Él, tras un sufrimiento indecible, logró llegar a tiempo a esta cita.
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