Sí,
porque las nubes contienen agua y cristales de hielo.
El grado de humedad que adquiere el avión depende de la densidad de las masas nubosas y de la velocidad del vuelo
–un jet es tan rápido que el líquido sale disparado de su superficie–.
Al atravesar una nube con grandes goterones,
estos golpean el avión con tanta fuerza que dejan el parabrisas empapado
y su sonido retumba en la cabina del piloto.
Los radares de los aviones detectan el tamaño
de las gotas para que los pilotos eviten las nubes más densas,
que se sostienen gracias a fuertes corrientes de aire muy turbulentas.
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