Alumnos toman el Colegio Nacional Buenos Aires
La toma fue dispuesta anoche,
luego de que durante una reunión del consejo de convivencia las autoridades
ratificaron la decisión de amonestar a 11 alumnos que participaron
de la marcha de La Noche de los Lápices.

y se acercan más a ...

pero ni soñando a ...


Pasado y presente de un gran colegio
Episodios como los vividos van marginando al Nacional de Buenos Aires
de los valores que le dieron una justa fama
Desde su creación, en marzo de 1863, el Colegio Nacional de Buenos Aires sirvió de modelo para la enseñanza secundaria y contó con autoridades, docentes y alumnos que honraron esa casa de estudios que, a partir de 1911, pasó a depender del Rectorado de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA).
En ese establecimiento tradicional y prestigioso ocurrieron en los últimos días acontecimientos que vuelven a poner de manifiesto el grado de alteración existente
en el ámbito educativo y social.
El punto de partida de los hechos que culminaron con la toma del colegio por los alumnos se produjo el 16 de septiembre pasado, cuando 12 alumnos se retiraron del establecimiento sin contar con la autorización debida, a fin de participar en una marcha recordatoria de un nuevo aniversario de la llamada "noche de los lápices".
La falta de los alumnos fue sancionada como correspondía por la rectora del colegio,
Virginia González Gass, lo cual motivó la reacción de estudiantes que reclamaron la anulación de esa medida y, al no lograrlo, tras una asamblea, decidieron tomar el edificio de la calle Bolívar desde el 1º de octubre.
Las sanciones fueron mantenidas por las autoridades del instituto, que tuvieron el aval del rectorado de la UBA, pero los alumnos no cedieron tampoco en su ocupación, pese a las tratativas que llevaron a la rectora González Gass a buscar un encuentro con los alumnos en un bar cercano, ya que no podía acceder a su lugar habitual de trabajo porque no se la dejaba pasar. Pese a ese esfuerzo exagerado, la conciliación no prosperó.
Finalmente, luego de nueve días de ocupación, y del respaldo del ministro de Educación
de la Nación a lo dispuesto por la rectora del colegio, ayer los estudiantes
decidieron levantar la toma.
Lo descripto revela una vez más los tristes frutos de una permisividad que ha hecho posible que grupos de alumnos -no son todos, ni tampoco la mayoría- impongan sus criterios de acción en contra de las normas vigentes en el colegio.
Esta alteración del orden racional que debería presidir la actividad escolar no es excepcional; ha venido ocurriendo en distintos establecimientos secundarios y en facultades de la UBA,
está vinculada con movimientos políticos e ideológicos que fueron borrando los límites del respeto y la responsabilidad que hacen posible la convivencia educativa.
Sólo así se pudo llegar a una medida extrema como la ocupación de la escuela,
para defender la irresponsabilidad de unos pocos.
Ese desgaste de deberes y conductas no es un mal que sólo se dé en la escuela. Bien se ve en estos tiempos que, en la vida familiar, muchos padres han declinado tempranamente su función conductora y han dejado a los hijos librados al ejercicio de una autonomía que no reconoce obligaciones.
Así se ha llegado a la inquietante situación de chicos que pretenden mandar y de adultos que se repliegan. Las consecuencias se perciben cotidianamente y en distintos escenarios:
una sociedad que se deteriora, familias e instituciones que se desorganizan.
Lo ocurrido en el Nacional de Buenos Aires exige que la comunidad escolar (autoridades, docentes, alumnos, familias) reflexionen y mediten sobre lo actuado y lo perdido,
que no es solamente un número de días de clases, que ya es mucho.
Porque lo más grave es que episodios como los vividos van marginando los valores que caracterizaron un colegio que ha ganado fama por la formación de clases dirigentes
y por la calidad de su preparación intelectual, moral y social.




Alumnos de 4° año salieron
ayer por la mañana a Tilcara,
en un viaje de estudios ya previsto

Los alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires levantaron
ayer por la tarde la toma que impidió durante nueve días el dictado de clases.
Lo hicieron para poder participar de los viajes de estudio y de egresados
que estaban previstos para la próxima semana, y a pesar de que su principal reclamo -
dar marcha atrás con las sanciones a 12 alumnos- no fue atendido.
Los estudiantes de 4° año, de hecho, partieron ayer hacia Tilcara,
mientras hoy viajarán los de 5° año a Bariloche.
Mientras tanto, desde el Rectorado del Colegio, se anunció que las clases se extenderán hasta el 10 de diciembre para recuperar los días de clase perdidos.
"Nosotros respondemos con un gesto de buena voluntad y finalizamos la toma,
a pesar de la actitud intransigente de la rectora", dijo a LA NACION Hernán Novara, presidente del centro de estudiantes, luego de la asamblea en la que se decidió el levantamiento de la protesta.
Sin embargo, la decisión podría ser temporaria, y la medida podría retomarse
a partir de la semana siguiente, a la vuelta de los viajes, un receso de octubre que existe desde hace varios años en la institución.
"Continuaremos con la lucha porque nuestros reclamos no han sido saldados.
La medida que adoptaremos será en función de la coyuntura.
Seguiremos debatiendo luego de esta semana. No puedo adelantar si habrá
o no habrá toma", sostuvo Novara.
Para la rectora del colegio, Virginia González Gass, el panorama es diferente.
"Yo les dije que si levantaban la medida lo hacían definitivamente.
Esto no es ningún paréntesis. Ahora funcionarán los organismos que ya estaban
funcionando: el Consejo de Convivencia y el Consejo Resolutivo",
comentó a LA NACION.
A su regreso los espera aquello
que han buscado ...
fuera de la educación
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a más de uno ...
el ubicarlo en el contexto de responsabilidad
y estudio le hubiese echo falta

lamentáblemente ...
un futuro de familia contenida, lo veo muy lejano en ellos....
Pero mi inquietud está no en ellos, que aún adolecen de responsabilidades y sus mentes se llenan de cuentos y banderas... pero sus PADRES ...
qué, están orgullosos que sus hijos pisoteen una institución educativa
y no tengan el mínimo respeto hacia un docente...
allí reside el nudo del problema,.
el chancho es el idiota de turno, quien le da de comer es el peligroso.


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