miércoles, 28 de octubre de 2009

el más Allá ...





Egipto, una sociedad donde la muerte se le consideró un pasó más en esta vida,
más bien el paso a la otra vida, renaciendo cuerpo y espíritu en el paraíso
junto con los dioses pero con cuidado porque su alma podía ser devorada
en el inframundo si el difunto había obrado mal en vida.

Vamos a verlo con detalle.

LA MOMIFICACIÓN.



Cuando se producía la muerte,
el difunto era llevado a la tienda de Purificación.

El proceso en sí había sido aprendido
de manera natural por el proceso físico
de enterrar los cadáveres en el desierto
y comprobar que éste funcionaba como desecante natural.

Los Egipcios comprendieron la técnica
y la mejoraron hasta altos niveles
de conservación. Sin embargo había
un aspecto más místico en este proceso basado
en la historia del dios Osiris, asesinado y descuartizado por su hermano Seth,
fue reconstruido
su cuerpo por su mujer Isis con ayuda de su hermana Neftis y Anubis.
Así pues Osiris se convirtió en la primera momia a la cual todos los difuntos aspiraban
a identificarse para conservar su cuerpo intacto y renacer en la otra vida.

La momificación no era sencilla y menos aún barata.
Las clases más modestas debían aspirar a una limpieza del interior y un desecamiento
con Natrón, quizás un tratamiento mas elevado incluiría el baño con aceite de cedro.
Las clases más pudientes podían pagarse un proceso completo llevado por los sacerdotes
y supervisado por uno de ellos personificando a Anubis.
Se incluía una purificación con agua, posteriormente se sacaban los órganos internos
que eran tratados y guardados en los vassos canopes.

Se limpiaba bien el cadaver con esencias y se le sometía al desecamiento con Natrón
durante 36 días, tras los cuales, el cuerpo era arreglado y se le llevaba a la sala
de regeneración donde se le vendaba y se le colocaban amuletos
o fórmulas de buena suerte.



LA MORADA DE ETERNIDAD

Así llamaban a la tumba los egipcios, pero antes de enterrarlo tenía lugar una pequeña procesión, portando el cuerpo en un trineo, acompañado de familiares, sacerdotes y plañideras.
Llevan también el ajuar funerario, comida y bebida.

Es llegados a la tumba donde se produce el ritual de la apertura de la boca, en el que el heredero mediante una azada toca
la boca, ojos, nariz, boca y orejas para abrirle los sentidos, devolverle la vida y dejarle listo para recibir el Ka.
Todo este ritual esta acompañado por oraciones,
fórmulas mágicas, etc.

Al final se coloca al difunto en su tumba, con todos los objetos adecuados para su vida eterna.
La tumba en donde se encuentran representadas escenas
de la vida cotidiana, como momentos en el campo
con los cereales o la pesca, cuya intención era dotar
al difunto de una cantidad de comida suficiente como para
no pasar hambre en la otra vida.

También se representan escenas del difunto con Osiris,
Hathor y Re con quien el muerto renacía en la otra vida
como el sol. El famoso libro de los muertos eran las fórmulas mágicas que se escribían
en la tumba por si el difunto las olvidaba en su peligroso viaje por el otro mundo


Respecto al ajuar, éste constaba de todo tipo de objetos, basta tener en la imagen el de Tutankamon,
pero digamos que las clases más humildes se conformaban
con sus objetos personales más importantes, como amuletos
y joyas para su protección mágica, máquetas de su casa
o barcos, los famosos Ushebtis que eran estatuíllas que hacían las labores de obreros para el difunto en la otra vida y juegos como el Senet que tenía el significado metafórico de que
si el difunto ganaba la partida entonces pasaba a la otra vida.



EL ÚLTIMO VIAJE

Terminados todos los rituales tenía lugar
el último viaje del alma del difunto.

Hay que explicar sin embargo que
la separación cuerpo/alma era un poco
más compleja para los egipcios.

Respecto al cuerpo o a la parte material
ellos lo separaban en tres aspectos que eran el nombre Ren, la sombra Shut y el cuerpo Khet.

Por eso la importancia tanto
de mantener "vivo" el nombre de la persona como el estado de su cuerpo.
Respecto al alma ellos la separaban en dos conceptos:
el Ka que se refería a la energía vital que poseía de manera igualitaria todo
ser vivo
y el Ba que hacía referencia digamoslo así a la personalidad de cada uno.

El Ka se separaba del cuerpo en el momento de la muerte por eso se colocaban estatuas substituyendo al cuerpo para acogerle mientras se preparaba su cuerpo verdadero,
el Ba por el contrario a veces salía de la tumba para relacionarse con los vivos en forma
de ave con la cabeza del difunto.


A lo que se aspiraba era a un renacimiento completo de cuerpo
y alma en la otra vida,
para los egipcios la vida
era un conjunto de ciclos
de muerte y vuelta a la vida, basado en la observación de
la naturaleza, las cosechas,
la crecida del nilo, los famosos escarabajos o el mismo sol Re.

Éste ultimo disputaba cada día
una lucha, cuando se ocultaba
por occidente
(zona de los muertos)
entraba al mundo de las tinieblas acompañado por las almas de los muertos luchando con los seres malignos
hasta conseguir renacer a un nuevo día por oriente.

Sin embargo como dijimos al principio, para llegar a ese paraíso, a ese renacimiento
el difunto debía pasar una serie de pruebas, siendo la más importante la del tribunal presidido por Osiris y por 42 jueces donde tenía lugar el pesado de las almas.

Para los egipcios tener una conducta ejemplar significaba mantener la verdad,
el orden y el equilibrio, es decir mantener lo que ellos llamaron Maat,
representado por una mujer y una pluma.



Anubis se encarga de pesar su corazón en una balanza junto con la pluma de Maat,
la persona entonces comenta un discurso donde confiesa todo lo malo que no ha cometido, que no ha mentido, etc etc. bajo la atenta mirada del dios Tot tomando nota en un papiro. Si no dice la verdad y su corazón pesa más que la pluma está condenado y será consumido por la criatura Ammit la devoradora.

Si dice la verdad y se ha portado bien, entonces será considerado justo de voz
y llegará al paraíso egipcio que era una representación idílica de su propio país con arboles frutales, campos siempre verdes, abundante pesca, todo ello para vivir eternamente
con los dioses en los campos de Ialu.



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