viernes, 30 de octubre de 2009

Por culpa de los TELÓMEROS


¿Por qué envecejemos?

Ahora ya lo sabemos.
Los responsables son los telómeros.

Un grupo de investigadores, liderado por María Blasco,
ha constatado que los telómeros cortos son la principal fuente
de daño causante
del envejecimiento del organismo,
y ha descrito por primera vez las alteraciones genéticas
y epigenéticas por las que esto se produce.

Pero...

¿Qué son los telomeros y cómo trabajan?

Los telómeros son unas estructuras que se unen a la punta de los cromosomas. Tienen un papel importantísimo desde un punto de vista biológico pues protegen, a modo de caparazón, la parte terminal de los cromosomas
y así evitan que éstos se degraden o se peguen entre ellos.

Los telómeros están formados por centenares o miles de repeticiones
de una secuencia de nucleótidos (las letras del ADN).

A estas secuencias de ADN se une una maraña de proteínas encargadas
de circularizar y esconder en forma de lazo la parte terminal del cromosoma.

Esta estructura de ADN y proteínas teloméricas es fundamental
para el mantenimiento de la función y estabilidad del genoma.

Cada vez que una célula se divide en dos, ésta debe hacer una copia
de todos sus cromosomas de forma que cada célula hija recibe
una copia idéntica de todos los cromosomas.

En este proceso de copia o replicación del ADN,
los telómeros se acortan un centenar de letras debido a la imposibilidad
de la maquinaria celular de completar totalmente el proceso de copia.

Por tanto, los telómeros limitan el número de veces que una célula
se puede dividir, a modo de cuenta atrás,
como si se tratara de un cronómetro molecular.

Esto tiene consecuencias esenciales en el cáncer y el envejecimiento.
El acortamiento telomérico actúa como un freno a la excesiva proliferación celular y, por otro lado, células envejecidas tras muchas divisiones,
tienen los telómeros tan cortos que el genoma se inestabiliza.

Esta inestabilidad genética puede causar tanto la muerte de las células
y degeneración de tejidos asociados al envejecimiento como inducir
la transformación tumoral.

Por eso, en gran parte, el cáncer es una enfermedad mayoritariamente
asociada al envejecimiento.

Sólo unas pocas células de un organismo pueden evitar el acortamiento
de los telómeros: las células madre y las cancerosas,
pues su función implica un número casi ilimitado de divisiones.

Para ello, estas células activan la telomerasa,
un complejo nucleoproteico que tiene la capacidad de pegarse al telómero
y alargarlo (añadiendo varias secuencias teloméricas).

Esto evita el desgaste natural de los telómeros
en células madre y en tumorales.

Así, los telómeros y la telomerasa son blancos terapéuticos
en la investigación oncológica: un fármaco que bloquee
la capacidad de la telomerasa de alargar los telómeros provocaría la muerte
del tumor por exceso de acortamiento telomérico;
también se ha propuesto alargar el telómero activando la telomerasa
como una estrategia terapéutica para evitar el envejecimiento celular.

Pero eso no es todo, hay nuevos resultados de recientes investigaciones.
Esta es la noticia:

Un grupo de investigadores españoles ha constatado que los telómeros
cortos son la principal fuente del daño causante del envejecimiento
del organismo humano y ha descrito por primera vez las alteraciones
genéticas por las que tiene lugar este fenómeno.



A medida que las células se dividen para dar lugar a nuevas células,
transmiten una cantidad de material genético (ADN) más reducida debid
o a la pérdida progresiva de unas estructuras protectoras del ADN
denominadas telómeros.

Cuando los telómeros se acortan por debajo de una longitud mínima,
las células interrumpen su ciclo celular y dejan de regenerar los tejidos, produciéndose así el envejecimiento de todo el organismo.

La investigadora María Blasco y sus colegas del Centro Nacional
de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han dado un paso
más en la comprensión de este mecanismo al identificar una serie de cambios genéticos generados por los telómeros cortos.

Estos provocan una disminución de la capacidad de división de las células,
así como de su capacidad para reparar el daño en el ADN.

Los detalles se publican hoy en la revista PNAS.

El equipo de Blasco demostró el año pasado que la relación entre telómeros
y envejecimiento también aparecía en mamíferos. Ratones tratados con telomerasa, la enzima que controla la integridad de las porciones extremas
de los cromosomas, envejecen más tarde y viven hasta un 40 por ciento más.
Cuanto más largos son los telómeros, situados en la parte final
de los cromosomas, más veces puede multiplicarse una célula,
incluidas las células madre que regeneran los tejidos,
y por lo tanto el organismo se mantiene más joven durante más tiempo.

conocerciencias

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