domingo, 11 de octubre de 2009

Un eterno viaje ... el átomo.


Todas las cosas están compuestas por átomos.
Están en todas partes y lo forman todo.
Mira a tu alrededor, todo son átomos.

No sólo los objetos sólidos como las paredes, las mesas y los sofás,
sino el aire que hay entre ellos.
Y están ahí en cantidades realmente inconcebibles.

La disposición operativa fundamental de los átomos es la molécula
(que en latín significa "pequeña masa").

Una molécula es simplemente dos o más átomos trabajando juntos
en una disposición más o menos estable:
si añades dos átomos de hidrógeno a uno de oxígeno,
tendrás una molécula de agua.

Los químicos suelen pensar en moléculas más que en elementos,
lo mismo que los escritores suelen pensar en palabras y no en letras,
así que son las moléculas las que cuentan, y son, por decir algo, numerosas.

A nivel del mar y a una temperatura de 0ºC,
un centímetro cúbico de aire
(es decir un espacio aproximado del tamaño de un terrón de azúcar)
contendrá 45.000 millones de millones de moléculas.

Y ese es el número por cada centímetro cúbico que ves a tu alrededor.

Piensa en cuantos centímetros cúbicos hay en el mundo
que se extiende al otro lado de tu ventana,
cuantos terrones de azúcar harían falta para llenarlo.

Piensa luego en cuantos harían falta para construir un universo.

Los átomos son, en suma, muy abundantes.

Son también fantásticamente duraderos.
Y como tienen una vida tan larga viajan muchísimo.
Cada uno de los átomos que tú posees es casi seguro que ha pasado
por varias estrellas y ha formado parte de millones de organismos
en el camino que ha recorrido hasta llegar a ser tú.

Somos atómicamente tan numerosos y nos reciclamos con tal vigor al morir que, un número significativo de nuestros átomos
(más de mil millones de cada uno de nosotros, según se ha postulado) probablemente pertenecieron alguna vez a Shakespeare, mil millones más proceden de Buda, de Gengis Kan, de Beethoven
y de cualquier otro personaje histórico en el que puedas pensar
(los personajes tienen que ser, al parecer, históricos ya que los átomos tardan unos decenios en redistribuirse del todo;
sin embargo, por mucho que lo desees aún no puedes
tener nada en común con Elvis Presley).

Cuando muramos, nuestros átomos se separarán
y se irán a buscar nuevos destinos en otros lugares
(como parte de una hoja, de otro ser humano o de una gota de rocío).

Sin embargo esos átomos continúan existiendo prácticamente siempre
(según Martin Rees 10 exp35 años).

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