miércoles, 16 de junio de 2010

desde lo MACRO

Los filamentos que se observan en esta detallada imagen son un débil remanente de la supernova Simeis 147, ubicada en la constelación de Taurus.

La zona de cielo que se ve en esta foto cubre prácticamente 3 grados (unas seis lunas llenas), que corresponden a una extendión de alrededor de 150 años luz, pero la nube estelar de polvo y desechos cósmicos en realidad podría alcanzar más de 3000 años luz.

En tres noches, entre diciembre de 2001 y enero de 2002, el astrónomo Steve Mandel juntó un total de ocho horas de exposición para componer esta imagen. Utilizó una simple cámara CCD, lentes fotográficas y un adaptador especialmente diseñado para realizar imagenes de campo amplio.

También usó un delgado filtro H-alpha para dejar pasar sólo la luz que surge de la recombinación de los átomos de hidrógeno en la nebulosa en expansión, marcando así mejor las regiones de gas.

Este remanente de supernova tiene una edad aparente de unos 100.000 años (es decir, que la luz de la explosión original alcanzó la Tierra hace ya 100.000 años) pero no es el único resto de la masiva explosión estelar: la catástrofe cósmica también dejó una estrella de neutrones rotatoria, o pulsar, nacido después la muerte de la densa estrella central.



¿Dónde está la mayoría de la materia "normal" del universo?

Las observaciones recientes del observatorio de rayos X Chandra han confirmado que, además de en estrellas y otros cuerpos, se encuentra en filamentos de gas caliente esparcidos por todo el universo.

Al decir "materia normal" nos referimos a los elementos y a las partículas fundamentales conocidos.

La cantidad de materia normal que predice la física del universo primigenio excedía, antes de estas últimas observaciones, a la materia normal que existe en la forma de galaxias y cúmulos de galaxias.

La diferencia causó todo tipo de búsquedas, como agujeros negros y otras formas exóticas de la materia.
Las observaciones del Chandra permitieron hallar estos masivos y calientes filamentos en el medio intergaláctico cuando se advirtió una ligera disminución de los rayos X llegados desde un quásar lejano, probablemente debida a la absorción producida por el gas caliente.
La imagen superior surge de una simulación por ordenador que muestra la distribución típica y previsible del gas caliente en una vasta región del universo que abarca 2.700 millones de años luz de diámetro y 300 millones de años luz de grosor.

Es probable que la distribución de la materia oscura, mucho más abundante, imite a la de la materia normal, aunque la composición de la materia oscura aún se desconoce, al igual que su distribución y naturaleza.


Al este de la nebulosa Lagoon (Lago) hay un campo de estrellas con rica diversidad. A la izquierda y abajo hay nubes con gran cantidad de polvo oscuro que ocultan las estrellas que quedan detrás, jóvenes y brillantes.

Entre las nubes oscuras se incluyen LDN 227 a la izquierda e IC 1275 a la derecha, que aparece con una brillante estrella en un extremo.

En el extremo superior derecho hay nubes ricas en gas caliente y brillante, incluyendo parte de la nebulosa de emisión NGC 6559. A la derecha, entre las dos regiones, hay una nebulosa que refleja la luz de un grupo de estrellas azules masivas.

El complejo que se muestra en la imagen, llamado NGC 6559, cubre alrededor de tres años luz y es muy posible que comparta la misma historia de la nebulosa Lagoon.

Este conjunto está a 5000 años luz de la constelación de Sagitario.



Durante abril y mayo la atención de los astrónomos estuvo enfocada en los cielos del atardecer, que presentaban espectáculos de brillantes planetas y luna creciente poco después de la puesta de sol.

Pero el Sol no se quedó quieto tras el horizonte: el 2 de mayo disparó dos enormes nubes de partículas energéticas en unas erupciones de la superficie casi simultáneas.

Estas proyecciones son conocidas como eyecciones coronales masivas (Coronal Mass Ejections - CMEs). En esta foto compuesta de la nave espacial SOHO, parecen dos burbujas radialmente opuestas que brotan en la posición de las dos y a las ocho de un reloj.

En el centro de la imagen se ve una imagen del sol tomada en el extremo ultravioleta del espectro, que fue registrada más o menos al mismo tiempo y permite comparar la escala.

La región negra que rodea el sol es un disco de ocultamiento que filtra las imágenes de la corona para las cámaras de la nave SOHO.

Avanzando a millones de km por hora, ninguna de las dos eyecciones dio sobre nuestro planeta. En los casos en que esto sí esto ocurre se produce un impacto con la magnetósfera de la Tierra, produciendo, la mayoría de las veces, auroras y otras emisiones de la alta atmósfera.



Eta Carinae podría estar por explotar, aunque no se sabe cuándo: podría ser el año que viene o dentro de un millón de años.

La masa de Eta Carinae, de más o menos 100 veces la de nuestro Sol, la convierte en una candidata excelente para convertirse en supernova.
Los registros históricos muestran que Eta Carinae emitió hace unos 150 años un inusual destello que la convirtió en la estrella más brillante en los cielos del sur.

Esta estrella, ubicada en la nebulosa Keyhole (Cerradura), es la única estrella conocida que emite luz Láser.
La imagen, tomada en 1996, es resultado de sofisticados procedimientos de procesamiento de imagen que se diseñaron para obtener más detalles de la poco usual nebulosa que rodea a esta estrella.

Se pueden ver dos lóbulos diferenciados, una región central caliente y unos extraños trazos radiales.

Los lóbulos están llenos de venas de gas y polvo que absorben la luz azul y ultravioleta emitida en las cercanías del núcleo.

Los trazos rectos todavía no tienen una explicación.


Se observa en esta imagen la gran simetría de la Nebulosa del Ojo de Gato (NGC 6543), una de las nebulosas planetarias más conocidas.

El halo tiene más de 3 años luz de extensión.
La composición de imágenes, realizada sobre datos del Telescopio Óptico Nórdico en las Islas Canarias, muestra la emisión de los átomos de nitrógeno en rojo y la de los de oxígeno en verde con sombras azules.
Estas nebulosas se ven en las fases finales de la vida de una estrella similar a nuestro Sol.

Sólo recientemente se han hallado nebulosas con halos como éste, formado de material que fue expulsado en los primeros episodios de actividad de la evolución de la estrella.
Mientras que la fase de nebulosa planetaria tiene una duración de unos 10.000 años, los astrónomos estiman que la edad de los filamentos externos que forman el halo pueden tener entre 50.000 y 90.000 años.

Cosmo-Red

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