miércoles, 28 de julio de 2010

El Orfanato ... para ver

El Orfanato, primer largometraje del catalán Juan Antonio Bayona.

La película, que no propone grandes novedades ni desde lo formal ni desde lo argumental, recibió siete premios Goya y se estrenó en países como EEUU, Inglaterra, Francia, Corea del Sur, México y Argentina con gran difusión mediática y la aprobación casi unánime de la crítica.

Es un thriller gótico que apuesta más al suspenso que al sobresalto, muy influenciado por la visión del fantástico de su célebre productor, Guillermo del Toro, pero sin llegar a la riqueza visual y narrativa que caracteriza a las mejores obras del mexicano.


Laura (Belén Rueda) es una antigua huérfana que compra el edificio donde pasó su infancia con la idea de fundar un hogar para niños discapacitados. Cuando se instala en la casa con su esposo Carlos (Fernando Cayo) y su hijo Simón (Roger Príncep), el niño, que tiene una frondosa imaginación, empieza a jugar con unos amiguitos que nadie más puede ver.

Laura se siente perturbada cuando, a través de estos juegos, Simón llega a descubrir cierta información que sus padres le habían ocultado.

El chico se muestra más inquieto a medida que se acerca el día de la inauguración del nuevo hogar, hasta que finalmente desaparece sin dejar rastros.

Laura está convencida de que la clave del paradero de Simón se encuentra en la historia de la casa y, contra la voluntad de su marido, invita a una médium (Geraldine Chaplin) para que colabore en la búsqueda.

El guión de Sergio Sánchez, pródigo en desvíos y suficientemente ambiguo como para permitir la interpretación sobrenatural y la psicológica, combina la fábula de Peter Pan con los elementos más tradicionales del cine de fantasmas, y concluye en una melancólica reflexión sobre la pérdida, el peso de la memoria y la fuerza del amor materno.

En su exégesis del elemento fantástico El Orfanato remite directamente al discurso que, en la voz del inmarchitable Federico Luppi, abre

y cierra El Espinazo del Diablo: "¿Qué es un fantasma?

Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez.

Un instante de dolor, quizá.

Algo muerto que parece por momentos vivo aún.

Un sentimiento, suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar".

El espectro es esa pequeña voz del pasado que ni la memoria de los hombres ni la Historia con mayúscula llegaron a registrar.

Es un reclamo que se niega a desaparecer, que vuelve al presente una y otra vez bajo una apariencia extraña.

El film de Bayona juega con la idea de que la barrera que separa un mundo de otro, el de los vivos y el de los muertos, o el del presente y el del pasado, está en el interior de nuestra propia mente.

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