En el fondo, la membrana de nuestras células no es más que una esfera de grasas dentro de la cual se encuentran los componentes celulares.
Pero no es un mero contenedor, sino que actúa como control de qué entra y qué sale de la misma.
Y, según las últimas investigaciones de los grupos de Santos Mañes y Félix Goñi, podría llegar a impedir la entrada del virus del sida.
Estudiando más a fondo cómo el VIH cambia la estructura de ciertas zonas de la membrana plasmática para facilitar su entrada dentro de la célula, Catarina Vieira se dio cuenta de que la presencia de un tipo poco frecuente de lípidos, los dihidroesfingolípidos, consigue que las células sean menos sensibles a la infección por el virus del sida.
Este resultado se corresponde con una mayor rigidez en las membranas, la cual consiguen los investigadores simplemente inhibiendo la acción de una enzima llamada Des1 que se encarga de modificar dichos lípidos de tal manera que sean un poco más fluidos.
Aunque los resultados han sido obtenidos tan sólo en cultivos de células en el laboratorio, muestran el interés que podrían llegar a tener los inhibidores de Des1 a la hora de, al menos, reducir el grado de infección por parte del virus del sida.
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