lunes, 26 de julio de 2010

por la Ruta 40.

Con el traqueteo del autobús regular que nos lleva dirección

El Chalten, es imposible conciliar el sueño.

Las 9h de la mañana, hace ya mas de una hora que salimos de la estación de autobuses.

El día es muy frió, atravesar la mítica Ruta 40, en medio de la nieve y el hielo es espectacular y me hace pensar en la pericia de los conductores en esta parte de la Patagonia.


Hacemos una parada muy breve en la estancia La Leona, un lugar con sabor a frontera y el recuerdo de los primeros pioneros aun flotando en el ambiente.

No me extraña ver las paredes decoradas con fotografías y recortes de prensa de época, de aquellos personajes que dieron con sus huesos en este alojamiento.

Entre sus clientes mas famosos destacan Butch Cassidy y Sundance Kid a quienes también acompañaba la esposa de éste último Ethel Place, quienes luego de robar el Banco de Londres y Tarapacá en Río Gallegos, efectuaron aquí una parada técnica en su huida hacia Chile.
Por fin El Chalten nos recibe entre nubes y amenazas de nieve, que caerá intermitente mente a lo largo del día.

Una localidad extrañamente despoblada, como si no estuviera terminada, donde las viviendas salpican un pequeño valle encajonado entre montañas.

No alcanzamos a ver la majestuosa figura del Fitz Roy, pero su presencia se hace notar, domina el valle, su protagonismo es absoluto.
En la temporada alta, que aquí comienza con la llegada de la primavera, la población de El Chalten permanece volcada en servicios para excursionistas y montañeros, ahora en invierno, vive un dulce letargo, recuperando fuerzas.


Leía en el prologo de un libro sobre rutas de montaña en El Chalten, como su autor animaba a descubrir la magia de este rincón de la naturaleza patagónica, antes, decía, que conviertan El Chalten en un nuevo “remake” de El Calafate.

Espero que eso no llegue a ocurrir nunca, ahora prefiero disfrutar de estos momentos, puros, fríos, intensos, ...









No hay comentarios: