Los anáglifos son imágenes que producen sensación tridimensional a pesar de estar impresas o reproducidas en un medio en dos dimensiones, como el papel o la pantalla.
Para percibir la profundidad en estas imágenes hay que observarlas a través unas gafas anáglifos, que en lugar de cristales llevan filtros de colores, normalmente rojo en la izquierda y azul en la derecha.
El fundamento de estas figuras es sencillo y se basa, como casi todas las ilusiones ópticas, en engañar a nuestro cerebro.
Cuando miramos un objeto cualquiera, nuestros ojos generan imágenes diferentes porque están separados unos centímetros (visión binocular).
El cerebro combina ambas imágenes para percibir la tercera dimensión.
Cuando creamos un anáglifo, es necesario tratar previamente la imagen para generar esa “percepción 3D”.
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